En los últimos años, la reina Isabel II sufrió muchas pérdidas importantes: su madre y su hermana en 2022, su esposo, el duque de Edimburgo, en 2021, uno de sus perros más queridos...
A medida que el tiempo avanzaba, el círculo íntimo de la monarca se fue reduciendo drásticamente. Sin embargo, sus hijos, nietos y bisnietos estaban ahí para ella, y a ellos; se unían sus perros y sus caballos, capaces de robarle una sonrisa. Pero semanas antes de fallecer, el pasado 8 de septiembre, la reina Isabel II sufrió un duro golpe: su perra de raza dorgi falleció.
Adiós a Candy, la dorgi de la reina Isabel II
Como era costumbre, en el mes de julio la reina y sus perros viajaron a su residencia de verano en Balmoral (lugar donde Isabel II falleció hace unos días). Lamentablemente, poco después de llegar al castillo, situado en Escocia, Candy (uno de los cuatros perros de la reina) cruzaba el arcoíris.
Candy tenía 18 años de edad, por lo que es probable -según informaciones publicadas en Skynews- que falleciese por causas naturales.
Siguiendo las informaciones publicadas por el medio citado anteriormente, desde la pérdida de Candy la reina se mostraba ''angustiada'' y los hechos ''la golpearon fuertemente''. No era para menos pues la monarca perdía a otro de sus compañeros de vida; Candy la acompañaba desde el año 2004.
El vínculo de la reina Isabel II con sus perros, tuvo más de 30 a lo largo de su vida y de sus 70 años de reinado, siempre será eterno. Tras la muerte de Candy, la monarca pidió que los restos mortales de la perra fuesen trasladados a Windsor para poder enterrarla junto a Vulcan, otro de los dorgis de Isabel II fallecido en el año 2020.
Desde ayer; la reina Isabel II también descansa en ese lugar, concretamente en la cripta de la capilla de San Jorge.
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