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Un gato subido a una puerta
© Shutterstock

Mi primera vez con un gato, ¡nada fue como esperaba con Elvis!

Por Sindy Bustamante Redactora

Actualizado el

Antes de decidirme por adoptar un gato, tenía que probar la experiencia, pues es una decisión sin marcha atrás. Así fue mi convivencia con Elvis.  
 

Después de haber intentado, sin éxito, encontrar el amor en Tinder -tal vez porque no tenía ninguna foto posando con una mascota-, asumí que acabaría por convertirme en la loca de los gatos. 

Pero, la verdad es que nunca había tenido uno, ni siquiera había pasado una noche bajo el mismo techo que un minino. Por eso, cuando una amiga me invitó a pasar unos días en su casa con su gato, me pareció una oportunidad única antes de decidirme a adoptar un gatete. 

 

Mi primera experiencia viviendo con un gato en casa

Más allá de todas las cosas que hay que tener en cuenta antes tomar esta importante decisión, descubrí que la convivencia con un peludo puede ser, cuanto menos, interesante. Así viví mis días como compañera de piso de Elvis, un adorable minino.  

5 cosas que no sabía de vivir con un gato 

Tengo que reconocer que había creído que todos los tópicos relacionados con los gatos eran ciertos: que son independientes, ariscos, silenciosos… ¡Pero Elvis me regaló todas estas sorpresas! 

1. La hora loca

Elvis después de su "hora loca".©Jade del Arco

La primera mañana, al despertar, volví a cerrar la puerta de “mi” habitación al ver lo que sucedía en el pasilllo: Elvis corría de un lado a otro e intentaba trepar por puertas y muebles… Lo primero que pensé es que el pobre no me conocía y que por eso estaba nervioso, ¡incluso que me podía atacar! (Sí, soy un poco dramática). Pero nada más lejos de la realidad. Al parecer, es algo bastante habitual en los felinos, los llamados 15 minutos de locura. 

Puede ser un signo de estrés por parte del animal, pero también una forma de desfogarse habitual en gatos que viven en un apartamento. Sólo hay que dejar que se le pase, pero sí, estuve 15 minutos encerrada en la habitación… 

2. El sofá, su gran enemigo

Así se quedó Elvis cuando le regañaron por arañar el sofá. Pobrecito.©Jade del Arco

Mientras desayunaba tranquilamente, Elvis se acercó al sofá. No voy a negar que me daba bastante respeto, a pesar de que este minino es muy cariñoso y tranquilo. Subió al sofá (yo cada vez más tensa) y empezó a arañarlo como si fuese su rival en una pelea gatuna… ¡Yo no tenía ni idea de qué estaba pasando! Pero, según parece, es una hábito muy común en los gatos y que tiene, además, múltiples soluciones. 

3. Un nuevo compañero de habitación 

Elvis explorando mi maleta.© Jade del Arco

Aunque con esos primeros signos yo interpreté que el gato se sentía extraño con mi presencia, lo cierto es que el resto del día - mientras yo escribía artículos para Wamiz- se lo pasó en “mi” habitación: entrando y saliendo, paseando entre mis piernas, oliendo mis cosas. Parecía como si estuviera explorando a esa nueva intrusa en su espacio. Y es que sí, los gatos nos pueden reconocer, pero también es normal que requieran de un tiempo para ello.

4. ¡Ataque gatuno! 

Elvis en posición para jugar.©Jade del Arco

Una vez hechas las presentaciones decidí interactuar con Elvis - vale, lo reconozco, me pasaba el día charlando con él- pero, además, lo acaricié, lo dejé olerme, jugamos, hasta que… ¡Bocado al canto! Yo ya me veía en urgencias por mordedura de gato -recordad que soy una dramas- pero al preguntar a mi amiga, me dijo que era muy normal que Elvis hiciese eso en sus momentos de juego.  

Hay muchos motivos por los que un gato puede morder, porque no reconoce tu autoridad, por ejemplo, o, simplemente, porque está jugando… No debemos actuar con miedo, pues él hará lo mismo, simplemente hay que relajarse. 

5. ¿Qué es ese ruido? 

Elvis subido a mis piernas mientras trabajo.©Jade del Arco

Al final del día, Elvis y yo ya éramos buenos amigos, hasta tal punto que, sin previo aviso, decidió subir a mis piernas mientras yo seguía trabajando. Me asusté, si, pero decidí dejarlo actuar -la verdad es que me pareció monísimo-, hasta que un extraño ruido empezó a salir de… ¿su tripa? 

Os podéis reír, si, todo el mundo sabe que los gatos ronronean, pero hasta ese momento yo no lo había escuchado y sentido tan de cerca. Rápidamente busqué en Wamiz qué significado tenía este comportamiento gatuno y, como podéis ver en este artículo, el ronroneo es uno de los signos de que tu gato te quiere mucho. 

Después de esta gran muestra de amor -que ya me habría gustado a mi encontrar en Tinder-, creo que he pasado mi “examen” para ser la nueva loca de los gatos tras mi primera vez con uno en casa. Y si no os lo creéis, mirad la siguiente foto del día en que estaba haciendo la maleta para volver a casa. ¡Yo me muero de amor! ❤❤

Elvis dormido en mi maleta. En ese momento presentí que no quería que me fuese de su casa.©Jade del Arco


 

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