Sucedió en el verano del 2.019 en la referida localidad alemana de Wiesbaden. No eran todavía las siete de la mañana cuando el conductor de un autobús público se llevó una desagradable sorpresa.
Una discreta caja
Como todavía era muy temprano, muy pocas personas transitaban la calle. Y no había nadie esperando en la parada a la que había llegado. Por eso al conductor le llamó la atención que, en medio de la nada, hubiera un pequeño paquete abandonado.
Como iba con tiempo y la curiosidad le resultó mayor, detuvo el autobús y se bajó del mismo para comprobar qué es lo que había en su interior. Cuando se inclinó para descubrirlo quedó horrorizado. En su interior había un cachorro de perro en una situación de extrema debilidad.
Más muerto que vivo
Antes de reanudar el recorrido, alertó a la Policía que, inmediatamente, desplazó personal hasta la parada. Estos se encargaron del perrito que, obviamente, había sido abandonado en esas condiciones. Su estado era terrible; estaba deshidratado y tan débil que apenas podía moverse. Nadie pudo determinar cuántas horas llevaría allí (¡quizás toda la madrugada!)
El animal, al borde de la muerte, fue llevado directamente a una clínica veterinaria donde lograron estabilizar sus constantes vitales (por cierto, fundamentales en esta época de calor).