Nos llega una historia de emociones encontradas, una montaña rusa de sentimientos que se agolparon en tan solo unos días. Hoy conocemos la historia de Marine Buceno y sus gatos esfinge.
La adopción de Djoon y Fidji
El relato tiene su punto de partida en el año 2008. Por entonces, nuestra protagonista vivía en París, tenía tan solo 20 años, aún no había tenido hijos y su amor por los animales la condujo a adoptar un precioso gato esfinge al que llamó Djoon.
Según relata, Djoon era el gato ideal, el prototipo perfecto de su raza: delgado, esbelto y sin pelo. Además, era un gatito de lo más cariñoso.
Quizás, por ello, Marine decidió adoptar a un hermanito dos años después, en 2010, otro gato de la misma raza al que bautizó como Fidji. Su idea era regalárselo a su padre, pero el destino no quiso que así fuera.
Desaparición de Djoon
El joven Djoon desapareció cuando apenas había convivido unas cuantas semanas con su nuevo hermano. "Cuando llegué a casa del trabajo, Djoon se había ido. Hice todo lo posible por encontrarlo: anuncios, recompensas... No puedes imaginar la tristeza que sentí cuando tuve que aceptar que Djoon se había ido para siempre de mi vida", comentaba Marine por teléfono.
Nueve años después...
Nuestra historia da un salto temporal hasta la actualidad. Marine está casada, es madre de dos niños (de 7 y 4 años) y ya no vive en París. Ahora reside en la región costera de Bretaña, la zona en la que se crió.
Sin embargo, en agosto de 2019, una llamada lo volvió a cambiar su mundo para siempre.
"Mi marido contestó el teléfono. Era una chica diciendo que tenía a nuestro gato. Inmediatamente, corrí escaleras arriba, pero Fidji estaba allí con nosotros... no lo entendí... Entonces, la chica nos explicó que había encontrado a Djoon en su balcón, en el séptimo piso de un edificio parisino. Ella misma había llevado al gato al veterinario y allí le habían dicho que tenía un microchip con mis datos".
Marine se puso en contacto con unos viejos amigos de París, que recogieron a Djoon y lo trasladaron hasta Bretaña. La joven nunca habría podido imaginar que su gato todavía estuviese vivo.
Un giro inesperado del destino
Además de ser un gato cariñoso, Djoon siempre se distinguió por su gran inteligencia. Por ello, reconoció enseguida a Fidji, con quien solo había pasado unas cuantas semanas antes de desaparecer. Desde su reencuentro, no se separó de él ni un segundo.
Algo no andaba bien, por lo que decidió llevar a Fidji al veterinario, que le dio la noticia que nunca habría querido escuchar: Fidji sufría una infección pulmonar incurable.
La triste realidad es que el viejo Fidji tuvo que ser sacrificado tan solo 15 días después de haberse reencontrado con Djoon. Él se fue en silencio y en paz, quizás consciente de que su cuidadora ya no estaría sola.
Aun así, el vacío que Fidji dejó en los corazones de Marine y Djoon parece imposible de llenar. "Lo lavé todo, pero Djoon todavía huele a Fidji por todas partes y no quiere ponerse donde él se ponía porque siente la presencia de su hermano".
Esperemos que Marine haya por fin encontrado consuelo junto a Djoon. Para el gatito, siempre será la mejor madre adoptante que se puede tener.