En septiembre del año pasado, Donna le estaba dando de comer a los gatos de su barrio cuando descubrió tres pequeños gatitos que no conocía. Eran nuevos en la colonia felina y se acercaban sigilosamente a los más adultos.
Confianza total
En cuanto los gatitos oyeron la voz de Donna, uno a uno, corrieron hacia ella.
La gatita gris fue la primera en dirigirse a la mujer, y sus dos hermanos la siguieron de cerca.
Las tres bolas de pelo empezaron a ronronear inmediatamente al acercarse a Donna.
Los gatitos eran huérfanos. Con tan solo cuatro semanas de vida, pesaban menos de 450 gramos y necesitaban cuidados urgentes. Donna no dudó ni un segundo en acogerlos en su casa y proporcionarles un espacio confortable.
Después de un buen baño y una comida completa, los tres gatitos volvieron a echarse en la cómoda camita que su rescatista les había proporcionado.
¡Cada día más fuertes!
Donna no tardó en llevarlos al veterinario para que les tratara los ojos. Poco a poco, empezaron a subir de peso.
En solo una semana, Kenzie y Bryson superaron los 450 gramos y alcanzaron el tamaño de su hermano Woody. Pronto sacaron el hocico de casa para explorar el jardín.
Cuando los tres gatitos fueron lo suficientemente grandes como para ser adoptados, fueron esterilizados y luego llevados al refugio con la esperanza de encontrarles un nuevo hogar. ¡Mira qué grandes y guapos se hicieron!
Woody se ganó rápidamente el corazón de una maravillosa familia que ya tenía otro gato, un perro y dos cariñosas hijas humanas. Bryson y Kenzie, por su parte, fueron adoptados juntos en un excelente hogar.
Finales felices como estos son los que nos hacen recuperar la esperanza en la humanidad ¡Les deseamos a los tres toda la felicidad del mundo!
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