Los niños ven todo con una inocencia y naturalidad que ya desearía más de un adulto. Quizá esa premisa explique que los más pequeños tengan una relación tan sana con los perros, como el vídeo de hoy. La mamá está grabando a su bebé en la alfombra cuando el dóberman de la casa aparece.
Graba a su bebé cuando el dóberman de casa aparece
¿Y qué imaginas que ocurre? El bebé ya estaba feliz de la vida pataleando en la alfombra que su reacción al ver al perro no podría ser otra: ¡reír sin parar! El crío está tan contento como el dóberman que olisquea sin cesar el bebé. De hecho, cada vez que el hocico del perro le toca, más suben los decibelios de la risa.
Tan cómodos se sienten el uno con el otro que al final el perro acaba trayendo uno de sus juguetes. El grandullón, con toda la confianza del mundo, se tumba junto a su pequeño humano que… hace sus intentos, pese a su corta edad, de quitarle el juguete. Vaya par de dos que nos dejan con los ojos pegados a la pantalla.