El gatito Jess desapareció en un ya lejano 2007. Se marchó de la casa de un amigo de su familia que lo cuidaba y nunca se supo más de él a pesar de que tenía chip.
Un mes después de su marcha un vecino lo vio cerca de la zona donde vivía pero no pudo atraparlo. "Pensamos que los perdimos para siempre", dice la señora Bateman, de la Isla de Wight (Inglaterra).
Jess encontró una nueva vida
Ahora sabemos que Jess encontró un nuevo hogar no lejos de donde desapareció, refugiándose en una urbanización para personas con problemas de movilidad, Ryde House Group. Allí fue rebautizado como Tibby.
"Llegó aquí hace 13 años y se convirtió en un gatito muy querido por todos", reconoce un portavoz de esta zona residencial.
"Últimamente se le veía muy mayor y pensamos que, aunque aquí estaba cuidado, necesitaba un hogar donde alguien con posibilidades de movilidad pudiera darle la atención que necesitaba", indica.
Un inesperado reencuentro gracias al chip
Fue entonces cuando el veterinario descubrió que el gato tenía chip. "Estaremos inmensamente agradecidos a Tibby siempre por haber traído tantas sonrisas a nuestros residentes y personal durante todos estos años", dijeron desde la residencia.
Su familia original, aunque feliz, hizo una razonable crítica: "Nos alegra que Jess estuviera feliz y sano después de vivir al aire libre todo este tiempo pero ojalá lo hubieran llevado al veterinario alguna vez, habría vuelto a nosotros mucho antes". Jess tiene ahora 17 años.
El chip es fundamental, y no solo porque legalmente sea requisito indispensable en muchos países. Gracias a este identificador muchos animales perdidos han logrado volver a su hogar.