La estatua de un perro cabizbajo con un gato recogido entre sus patas es un símbolo desde marzo de 2010 en el paseo marítimo de Moaña (Pontevedra). Todo para concienciar de lo importante que es ayudar a los perros y gatos abandonados.
La idea vino de Lela Soage, la fundadora de la Protectora de Animales de O Morrazo. Aunque esta activista por los animales falleció en 2019, su huella perdura en el tiempo por la labor que desempeñó rescatando a perros y gatos de la calle.
Ayudando a perros y gatos desde 1980
Lela comenzó a salvar a animales en 1980, acogiendo perros en su propia casa. Quienes la conocieron, la definen como una mujer “que dedicó parte de su tiempo a ayudar a la gran cantidad de perros que llevaban una penosa vida en las calles”, dice la protectora.

Bajo la estatua del perro y el gato hay una placa en la que se puede leer (en gallego):
“En homenaje a todos los animales abandonados. A nuestras mascotas, por el cariño que nos dan y por los valores que nos enseñan. A las personas que respetan los derechos de los animales y que no los convierten en el capricho de un día para luego maltratarlos y abandonarlos.
A las personas y asociaciones que, de forma altruista acogen y cuidan a los animales abandonados para mitigarles su sufrimiento. A las personas que, leyendo este mensaje, harán algo para que desaparezca la crueldad y el abandono que padecen muchos animales. Ellos también son seres que sufren, no los abandones”.
Otras estatuas de perros y gatos
En España hay más homenajes del estilo, como en Cádiz a Canelo, el perro que esperó 12 años en la puerta de un hospital por su dueño fallecido; en Oviedo a Rufo, el perro que pasó una década por las calles del centro de la ciudad; o en Valencia ‘Callejeros’, de Elena Negueroles con el perro Tristán y la gata Soledad.