Los perros son criaturas asombrosas: siempre están al tanto de lo que pasa a su alrededor y se dejan guiar por su intuición. ¿Hay criaturas más sensibles que los perros?
Un ejemplo de ello es la historia de este adorable jack russel llamado Diamond que ocurrió hace 6 años en Islandia. Un día, el animal estaba en casa con su dueño Gunnar Kr Sigurjónsson, mientras este estaba trabajando. De pronto, Diamond se dirigió al balcón, entró a ladrar y volvió a salir.

Gunnar no le dio mucha importancia y siguió trabajando, pero Diamond no se rindió: volvió una segunda vez, ladró de nuevo y guió a su humano hacia el balcón de casa.
Y es que el animal había encontrado un ave que parecía estar sin vida, postrada en el suelo.
Al principio, Gunnar pensó que el pájaro estaba muerto… hasta que vio un pequeño parpadeo.

Fue entonces cuando Gunnar tomó al ave en una cesta y el pequeñín aleteó, manifestando que seguía con vida. ¡Ahora Diamond y Gunnar tenían una misión que cumplir!
Llevaron al ave al interior para que pudiera reposar. Gunnar explicó: "Le di un poco de agua y semillas de pájaros". "Después de una hora, pensé en liberarlo, pero primero quería sacar unas fotos, así que me lo puse en la palma de la mano", añadió Gunnar.

Cualquiera diría que el ave había entendido que le debía la vida al perrito y quiso por ello mostrarle su gratitud. Después de ese vuelo de entrenamiento por la casa, el pájaro regresó con Diamond para darle un poco más de cariño (más bien para que el perro le diera unos cuantos mimos).
Gunnar sintió que el ave merecía tener un nombre y lo llamó Bíbí.

Más tarde, ese mismo día, Gunnar llevó al ave de nuevo al balcón, con la intención de liberarlo, pero Bíbí se quedó allí. Aún no estaba listo para salir, así que Gunnar confeccionó una jaula improvisada para que su nuevo amigo se quedara una noche más. Eso sí, ¡con un guardián muy especial!

Al día siguiente, intentaron liberar al ave nuevamente. Al principio, Bíbí estaba desorientado, pero rápidamente se acostumbró al movimiento y voló por encima de sus amigos, como para hacerles saber que todo iría bien.
Nadie sabe a ciencia cierta si el pájaro seguirá recordando a su héroe canino, pero cuando Gunnar mencionó su nombre en una ocasión, Diamond corrió hacia el sofá y saltó para mirar al cielo. Donde quiera que esté, Bíbí sigue siendo importante para Diamond.
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