Hannah Erbe estaba en su clase de baile cuando divisó al gatito intentando comer un poco de pollo frito que su profesor había tirado. "Estaba muerto de hambre y comiéndose las sobras allá afuera. Cuando mi profesor me llevó hasta él, pude acorralarlo y cogerlo", dijo Hannah.
Un gatito abandonado
El minino no podía ver nada debido a todo el polvo de escombros que tenía en sus ojos. Cuando lo llevaron al veterinario, descubrieron que el gatito tenía 3 semanas de edad y había nacido sin párpados.
"Estaba casi muerto cuando lo encontraron, era solo piel y huesos, totalmente ciego por toda la secreción y el polvo que cubría sus ojos. Mi veterinario dijo que es un gato milagro, pues es un milagro que esté vivo".
"Cuando le limpiamos los ojos por primera vez, se levantó y se miró las patas como si nunca antes hubiese podido ver", dijo Hannah. El gatito nació con un defecto congénito llamado Agénesis del Párpado Felina, en donde el párpado superior no se forma en absoluto.
No puede cerrar los ojos
Inky no podía cerrar los ojos al parpadear, y su pelo constantemente se introducía en sus ojos y se los lastimaba, causándole mucho dolor e incomodidad.
Necesitaba una cirugía, un procedimiento llamado crioterapia, para poder corregir su defecto. "La crioterapia eliminará de forma permanente los folículos alrededor de sus ojos y el pelo corto y afilado que se mete constantemente en ellos, lo cual salvará su visión".
A Inky le tomó un tiempo acostumbrarse a su nuevo hogar. Durante un tiempo se mostró muy tímido, pero un perro llamado Jasper le brindó todo el confort que necesitaba.
"Recuerdo que la primera vez que se 'conocieron' fue por la rendija debajo de la puerta del baño, a través de la cual podían olerse el uno al otro. Jasper siempre está cerca de mí y solía acostarse fuera del baño junto a la puerta, mientras que yo me sentaba adentro con Inky por horas, para que se acostumbrara a estar rodeado de humanos", dijo Hannah.
A medida que Inky se hacía más grande, se volvió más seguro de sí mismo. Entonces, un día, decidió que ya no iba a tener miedo. Se acurrucó con Jasper e incluso intentó jugar con él.
Estos grandes amigos tienen mucho en común: "Ambos son rescatados y tienen colores que combinan. Son muy seguros de sí mismos, dulces y afectuosos. Ellos me siguen juntos a donde quiera que vaya, así que casi nunca se separan el uno del otro".
Inky no tiene una visión perfecta, pero nada puede detenerlo. "Se ha adaptado muy bien y no siente ninguna diferencia", dijo Hannah. En donde sea que esté Jasper, también está Inky.
¡Esperemos que la amistad de este campeón con Jasper dure muchos años!