Karl P. dirige un refugio de animales en Herzogenrath, Renania del Norte-Westfalia (Alemania). En el año 2020, el propietario de un pastor alemán de nueve semanas, llamado Ulf, se puso en contacto con él para informarse sobre las condiciones para dejar a su cachorro en la asociación. A parte del alojamiento, el propietario de Ulf le pidió a Karl que entrenase al perro durante el tiempo que estuviese en el refugio.
Según el dueño del cachorro le comentó a Karl, él debía marcharse durante dos semanas por trabajo y no tenía con quién dejar a su animal de compañía.
Sin embargo, eso no era del todo cierto.
Ni rastro del propietario
Al cabo de 14 días, Karl recibió una ingrata sorpresa: el propietario de Ulf no volvió a recoger a su cachorro.
En ese momento, el dueño del refugio se puso en contacto con él varias veces por teléfono. Al principio, le dio largas, pero más tarde; dejó de contestar a sus llamadas.
Ocho semanas después, Karl se dio cuenta de que el pastor alemán ha sido abandonado por su propietario.
Tras el suceso, el dueño de la asociación se puso en contacto con las autoridades para denunciar el caso. Cuando la policía llegó a su refugio, poco pudieron hacer al no existir delito contra la Ley de Bienestar Animal puesto que el perro no sufrió daño alguno.
No obstante, Karl presentó una denuncia por estafa puesto que los gastos en el cuidado y entrenamiento de Ulf ascendieron a 700 euros. Una suma que, según Karl, debía de pagar el propietario del pastor alemán puesto que lo dejó en sus instalaciones a su cuenta y riesgo durante un corto periodo de tiempo y con reglas de alimentación, cuidados y entrenamiento estrictas. A priori, no era un abandono.
Lamentablemente, Ulf fue el que se llevó la peor parte. A sus nueve semanas de vida se quedó sin familia y ahora vive en un chenil del refugio de animales de Aquisgrán esperando una nueva oportunidad.
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