Hay situaciones que, por más que se repiten, nunca se asumen como del todo normales. Los voluntarios de El Refugio, de Madrid, conocen y han vivido cientos de casos de abandono y maltrato. Pero cada nuevo suceso golpea como si fuera el primero.
En diciembre de 2020 recibieron un nuevo aviso. Una persona había visto a un perro cabizbajo, con bozal y atado a un banco de un parque del madrileño barrio del Pilar. Junto a él había una bolsa llena de cosas y una gran nota escrita a mano.
Desahuciado de su hogar
"Hola, me llamo Rocco. No muerdo, tengo 9 meses, la familia que me tenía no podía seguir teniéndome porque están sin empleo. No tengo chip, ni vacunas, soy cachorro y muy juguetón, llévame contigo. En la bolsa tengo comida y mis cosas, ¡no me dejen aquí!", era el texto que podía leerse.
Está claro que hay abandonos y abandonos. Y aunque todos sean igual de tristes, en este al menos la que un día fue su familia se "preocupó" (pongámoslo entre comillas) de dejarle en un lugar transitado, con sus cosas y una nota aclaratoria. Algo es algo.
¿Una situación previsible?
No obstante, y aunque, por descontado, el bueno de Rocco fue trasladado las instalaciones de El Refugio a salvo de la calle... ¿La familia no pudo prever esta situación?
Abrir las puertas de tu hogar a un perro supone asumir una serie de responsabilidades. Y si Rocco solo tiene nueve meses, ¿es que acaso hace tan poco tiempo la situación de sus antiguos dueños era óptima?
Son preguntas sin respuestas que, de todas formas, no suponen a estas alturas ninguna urgencia.
Encontrar una nueva familia, misión difícil pero no imposible
Rocco se enfrentaba a un problema, y es que es un perro mestizo de esas razas mal llamadas potencialmente peligrosas. Lo que normalmente hace que menos gente se fije en él.
Según contaban, desde El Refugio, era "súper bueno y sociable con perros y personas". "El único peligro que tiene es que después de jugar un rato no habrá un solo centímetro de tu cuerpo sin un lametón suyo".
Final feliz para Rocco
El esfuerzo de los voluntarios tuvo su recompensa. A pocas semanas de su ingreso en El Refugio, una maravillosa familia se interesó por él. Noelia, Alberto y África se lo llevaron a casa en enero de 2021, con el inmenso agradecimiento de todos los que ha participado en este final de película.