Pastor eslovaco

Es fiel, dulce, agradable y cercano a su familia.

Puede ser un buen compañero de juego para los niños.

Siempre está alerta, aunque no por ello deja de ser estable.

El Pastor eslovaco es un perro sensato, se para a analizar una situación para actuar en consecuencia.

Carece de instinto cazador.

Es un animal intrépido, protector y desconfiado con los desconocidos.

Es bastante independiente, como el resto de los perros de pastor de montaña.

Puede pasar tiempo a solas sin problema.

Se trata de un perro dócil que obedece a su amo si este es coherente, firme y bueno con él y empieza a educarlo a una edad temprana.

Puede hacerse respetar con su ladrido, aunque su físico es lo suficientemente imponente.

Como buen perro de pastor, prefiere permanecer junto a los suyos, siempre fiel, aunque puede haber excepciones.

Es un perro tranquilo que rara vez dará muestras de comportamientos destructivos.

Las chucherías para perros serán de gran ayuda para premiarlo y motivarlo.

Su desconfianza natural ante los desconocidos hace de él un buen guardián, fiel y valeroso dispuesto a enfrentarse incluso a lobos u osos.

El Pastor eslovaco no está hecho para vivir en la ciudad, necesita poder correr a sus anchas en la naturaleza.

Necesita hacer mucho ejercicio para ser feliz. 

Su gran tamaño dificulta los viajes junto a sus propietarios.

Al Tchuvatch eslovaco cachorro no le hacen mucha gracia los gatos.

Debe haber sido socializado lo suficiente desde joven para relacionarse con respeto con sus semejantes.

Es un excelente compañero de juegos, protector y dulce con los niños.

No es compatible con una vida sedentaria.

Cuenta con las características óptimas para ser la primera mascota de un dueño inexperto. Aunque este podría verse sobrepasado por el carácter del can.