Cuando Justina Strumilaite decidió adoptar un gato, al que llamó Brownie, no imaginaba que su aspecto cambiaría tanto con el paso del tiempo. Era el gato más pequeño de la camada y, además, tenía una pequeña discapacidad: sólo dos deditos en sus patas diminutas.
Todo un luchador

Los primeros días fueron duros para Justina, su gatito recién adoptado parecía muy débil y, además, se negaba a comer. Aún así, ella no desistió en su intento por cuidar de él para salvarle la vida.
Paciencia, amor y comida fueron los ingredientes de esa receta mágica para que el minino, con el paso de los días, comenzase a ganar peso… ¡Pero que mucho peso!

Un gato gigante
Para sorpresa de todos, Brownie se convirtió en un gran gato, en todos los sentidos. De ser el más pequeño y débil de todos sus hermanitos, pasó a ser un gato XXL, incluso más grande que algunos perros. ¡Tan gigante como estos otros “gatitos”!

¡Parece un peluche!
Escrito por: Jade del Arco, periodista especializada en arte y traductora.
Fuente: Wamiz Francia