Halloween se acerca y con él una preocupación que cada año se repite en las protectoras españolas: el aumento de solicitudes para adoptar gatos negros justo antes del 31 de octubre.
Lo que podría parecer una coincidencia o un gesto inofensivo, en realidad esconde un riesgo muy real. Algunas de estas adopciones no responden a un deseo sincero de dar un hogar, sino al intento de usar a los animales en rituales, supersticiones o incluso como elementos decorativos para fiestas temáticas.
Halloween: los gatos negros, en el punto de mira
El Ayuntamiento de Terrassa (Barcelona) ha sido el primero en tomar medidas este 2025, prohibiendo temporalmente la adopción de gatos negros durante todo octubre.
La medida ha tenido eco en otras protectoras de España, que también han paralizado o limitado las adopciones de gatos negros o blancos hasta que pase Halloween, por precaución.
Supersticiones: por qué los gatos negros lo tienen más difícil
Más allá de estas fechas, los gatos negros ya enfrentan un estigma histórico. En muchas culturas europeas se les asoció con la mala suerte, las brujas y lo oculto, una creencia que, aunque absurda, sigue afectando a su adopción: son los que más tiempo pasan esperando un hogar en las protectoras.
Por eso, cada año por estas fechas se repite la misma llamada de atención: un gato negro no es un amuleto ni un disfraz de Halloween. Es un ser vivo que merece respeto y protección.
Las entidades recuerdan que una adopción responsable nunca debería hacerse por estética, superstición o impulso. Y que incluso un gesto aparentemente temporal puede acabar con consecuencias graves para los animales implicados.
Qué hacer para proteger a los gatos negros
No fomentar la adopción impulsiva ni regalar animales como parte de una celebración.
Denunciar en redes o ante las autoridades cualquier uso de animales en rituales o espectáculos.
Difundir el mensaje positivo: los gatos negros son símbolo de elegancia, misterio y buena compañía, no de mala suerte.
Y sobre todo, adoptar con responsabilidad y amor todo el año, no solo cuando encajan con la decoración.