En la tranquila ciudad de Kleve, al noroeste de Alemania, los servicios veterinarios fueron alertados de la presencia de un gato inusual en un barrio residencial.
Una vez allí, las autoridades descubrieron a Muffin, un magnífico felino de pelaje moteado y con un pedigrí nada común.
Una naturaleza salvaje
A primera vista, Muffin es un gato doméstico de lo más elegante: patas largas, una figura esbelta y una mirada vivaz. Sin embargo, detrás de su apariencia de felino refinado, se esconde una herencia mucho más salvaje.
Esta mezcla ha dado lugar a un animal espectacular, a menudo descrito como un "mini-leopardo". Pero es precisamente esta parte de naturaleza salvaje la que ha supuesto un problema.
Una denuncia anónima
El caso dio un giro importante tras la intervención del servicio veterinario: Muffin pertenece a la generación F1, es decir, a los primeros descendientes de un serval.
Ante esta situación, las autoridades municipales ordenaron a sus cuidadores que se separasen del felino en un plazo de dos semanas.
Considerando la medida injusta, la pareja presentó un recurso ante el tribunal administrativo de Düsseldorf, alegando que Muffin era un gato cariñoso, perfectamente sociable y que nunca había provocado el menor incidente. Sin embargo, los jueces no lo han visto así.
El fallo indica que la "tenencia de animales pequeños" solo está permitida si es "habitual e inofensiva" para el barrio residencial. Los gatos Savannah de primera generación no cumplen ninguna de estas condiciones.
Un gato con herencia salvaje
El precio de estos gatos exóticos puede alcanzar los 10 000 euros. Estrellas como Justin Bieber los han popularizado.
Pero detrás de la apariencia de un felino excepcional se esconde una regulación compleja.
¿Se puede tener un gato savannah en España?
Según un artículo del National Geographic, "en España, al ser considerada una especie exótica, por lo general su tenencia como animal de compañía está prohibida. No obstante, es posible encontrarse con una de estas criaturas en territorio español, si bien los requisitos son exigentes: el animal debe estar castrado, debe someterse a una revisión veterinaria anual y solo puede vivir en un zoológico."
Un triste desenlace
Para los propietarios de Muffin, la sentencia ha sido un jarro de agua fría.
Esperaban poder quedarse con su animal exótico, pero ahora deben separarse de él definitivamente sin posibilidad de apelación.