Tess H., la propietaria de un perro llamado Taco, sospechó nada más fijarse en la trufa de su mascota que algo iba mal.
Taco llevaba en casa con Tess desde hacía dos meses, pero cuando esta lo adoptó el cánido estaba bien.
La mancha, que se fue convirtiendo con el paso de las horas en un bulto, bien podía ser una picadura de avispa o un pequeño absceso, según contó su propietaria en redes sociales.
Un extraño golpe
No obstante; Tess, trabajadora de una clínica veterinaria, tomó inmediatamente cartas en el asunto.
En un primer momento, observó el bulto, después cogió unas pinzas y consiguió sacar algo que parecía estar enquistado. Cuando vio de qué se trataba pegó un grito.
Los expertos no tuvieron dudas: Tess había extraído de la nariz de Taco un nematodo, un parásito intestinal muy común en perros portador de infecciones graves como la filariosis.
La filariosis es una grave parasitosis producida por un nematodo (Dirofilaria immitis) que afecta a perros y gatos.
Por suerte, el nematodo fue atrapado a tiempo y la salud de Taco no se ha visto resentida.