Nala, la gata sonriente
Hoy conocemos a una felina de lo más especial, una dama holandesa de seis años que ha creado una táctica preciosa para derretirte el corazón. Quienes la han visto de cerca aseguran que usa una artimaña perfecta para encontrar una nueva familia.
¡Esta gata es capaz de sonreír a la gente! Sus dotes de seducción nos recuerdan a Sigmund, otro de nuestros gatos favoritos.
Como la gran mayoría de los gatos rescatados, Nala es una de esas supervivientes de un pasado traumático, otra víctima inocente de una vida complicada. Pasó muchos años en las calles pasando frío y calamidades hasta que se quedó embarazada y logró encontrar un lugar cómodo para dar a luz.
Un golpe de suerte para Nala
En un giro afortunado de los acontecimientos, un buen samaritano encontró a Nala poco antes de parir y la trasladó a un veterinario, donde los especialistas que la atendieron lograron salvar su vida y también la de uno de los dos gatitos que llevaba en su vientre gracias a una cesárea de emergencia. Ellos mismos trasladaron después a madre e hijo a un refugio animal.
El pequeño gatito encontró pronto un nuevo hogar una vez que estuvo sano e independiente, dejando a su madre sola en el centro de acogida. Aun así, y a pesar de todas las adversidades que le tocó pasar en su vida, Nala nunca dejó de sonreír.
La razón de su eterna sonrisa
Hay que matizar que su permanente sonrisa es el resultado de un labio leporino, ese defecto congénito que consiste en una hendidura o separación del labio superior. Sin embargo, también es cierto que Nala siempre ha sido realmente tan feliz como parece.
En el cara a cara, en el refugio, Nala hacía de todo para ganarse a las personas. Se frotaba, se acurrucaba, se dejaba acariciar continuamente... Cada vez que venía a verla un nuevo visitante, comenzaba a maullar contra el cristal para llamar la atención y mostraba su hermosa sonrisa con la esperanza de que alguien la recogiese y se la llevase.
Un golpe de suerte para Nala
Sin embargo, los cuidados especiales que requería quizás desanimaban a posibles interesados. Nala tiene algunos requisitos dietéticos especiales y, como todo gato con pasado callejero, necesitaba encontrar un entorno familiar adecuado.
"El hogar perfecto para ella sería una casa con un jardín cerrado y con humanos que estén mucho en casa", comentaba Ineke Kamps, voluntaria del refugio.
Afortunadamente, la página oficial del refugio publicó una actualización en la que se informaba de que la minina sonriente había sido adoptada. A la publicación le acompañaba nuestra feliz protagonista:
Esta noticia nos recuerda la importancia de la adopción y de la atención particular que merecen los animales atormentados o con alguna deformidad o discapacidad. ¡Ellos también tienen derecho a un hogar!
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