Sean Evans, fontanero y técnico de gas, recibió la llamada desesperada de una mujer que oía ruidos bajo el suelo de su casa.
Al llegar, Sean notó enseguida un fuerte olor a gas, señal inequívoca de una fuga. Tras realizar las pruebas habituales, confirmó una caída drástica en los niveles de gas.
Detector felino
La mujer le comentó que su gato se mostraba inquieto solo una zona concreta del suelo, y que había comenzado a arañar y a morder la alfombra.
Al principio no oyó nada, pero al levantar la alfombra, pudo escuchar el sonido del gas escapando. Era más que probable que el gato también lo estuviera oyendo.
El gato evita un accidente
Al levantar las tablas del suelo, descubrió un agujero en la tubería justo debajo de donde el gato había estado arañando.
Según Sean, si la mujer hubiera encendido fuego, la fuga de gas era lo suficientemente grande como para causar una explosión masiva.
Inmediatamente, el técnico cortó el suministro de gas y se puso a manos a la obra para reparar la tubería dañada.
Aunque es un buen profesional, Sean reconoció que no lo habría logrado tan rápido sin la ayuda del gato, y bromeó: "¡Creo que debería contratarlo!"