Un fallo judicial en Las Palmas de Gran Canaria marca un precedente histórico: condena a un hombre por violencia vicaria tras asesinar al perro que compartía con su pareja, con el único fin de causarle un daño psicológico irreparable.
La magistrada del caso consideró que el maltrato al animal fue utilizado como un instrumento de control dentro de un contexto de violencia de género.
El caso: matar al perro como forma de control
Según informa Canarias7, los hechos ocurrieron el 13 de septiembre, cuando el acusado telefoneó a su pareja para advertirle: "Voy a matar al perro y después me mato".
La víctima acudió al lugar, un risco costero, para tratar de evitarlo, pero él la amenazó: "No te acerques o tiro al perro y me mato". Acto seguido, lanzó al cachorro de podenco de apenas cuatro meses, provocándole una muerte violenta contra las rocas.
La sentencia considera probado que este acto no fue un arrebato, sino una acción deliberada para quebrar la estabilidad emocional de la mujer, quien necesitó asistencia psicológica con un tiempo de curación "estimado en 90 días".
Una sentencia pionera: violencia vicaria aplicada a los perros
La magistrada María Auxiliadora Díaz concluyó que la muerte del perro fue un mecanismo de dominio y de sometimiento, encuadrándolo como un caso de violencia de género y, en concreto, de violencia vicaria.
La condena combina dos delitos:
Maltrato animal (artículo 340 bis.3 del Código Penal).
Maltrato psicológico contra la mujer (artículo 153.1 del Código Penal).
La pena para el acusado es de 12 meses y un día de prisión (con suspensión de la condena al no tener antecedentes) y una orden de alejamiento de su expareja durante dos años y un día.
Como destaca RTVE, se trata de la primera vez en España que un tribunal reconoce que el asesinato de una mascota puede constituir violencia vicaria, un concepto hasta ahora solo estaba asociado a los hijos.