Recientemente, al acercarse a su coche, María se sorprendió al encontrar unas notas manuscritas en el parabrisas de su coche.
Curiosa, llamó al número indicado en la nota: "Todos los vecinos, a quienes no conocía y que no se conocían entre sí, habían escuchado a un gato maullar desde mi coche."
Una ola de solidaridad entre vecinos
María comprendió entonces que un gatito se había quedado atrapado en su coche.
Gracias a una ola de solidaridad, los vecinos, y también un trabajador de la construcción que operaba en la zona, se movilizaron para ayudarla.
Como no lograban liberarlo, los vecinos trajeron a sus propios gatos para distraer al animal, sin éxito.
Finalmente, el grupo tuvo que construir una barrera provisional alrededor del coche con trampas humanas para capturar al gatito. El animal no pudo ser rescatado hasta las 23 h 00 de aquel día.
Pothole vive ahora una vida plena, lejos de los peligros de la calle y los coches.