Hace algunos años, un hombre de Misuri decidió adoptar un perro de un refugio local.
Tras revisar la lista de perros disponibles, se enamoró de una llamada Momo y fue a buscarla sin dudarlo. El flechazo fue inmediato entre esta perra mayor y su nuevo cuidador.
Un descubrimiento traumático
Algunos años después de la adopción, el propietario de Momo se llevó una desagradable sorpresa al acudir al veterinario para hacerle una simple radiografía. La perra empezaba a tener dificultades para moverse.
La radiografía reveló que, con toda probabilidad, había sido utilizada para la cría intensiva. Pero eso no era todo. Además de sufrir artritis y displasia de cadera, Momo escondía un secreto aún más inquietante.

Un terrible secreto
El veterinario también descubrió que la perra había sido tiroteada en el pasado. Una de las balas había pasado muy cerca de la columna vertebral. Por suerte, ninguna de ellas tuvo consecuencias irreversibles en su vida.

Hoy, Momo vive por fin la vida que siempre habría merecido, rodeada de cariño y tranquilidad, tal y como recoge el medio Newsweek.