Viajamos hasta Estados Unidos para contar un caso que comenzó de forma espeluznante. Una fría mañana de febrero, Donald Czyzyk, un empleado de Happy Tails Human Society, conducía hacia su trabajo, como de costumbre.
Ese día el hombre divisó un transportín en las inmediaciones del refugio en el que trabaja, en Illinois. El transportín estaba enterrado en la nieve casi por completo.
La sorpresa vino cuando Donald vislumbró que el transportín no estaba vacío. Corrió hacia el objeto y empezó a desenterrarlo. Segundos después, escuchó el maullido de un gato. “La gatita estaba en estado de shock y helada”, diría Donal a The Dodo más tarde.
Afortunadamente, la gata no presentaba heridas graves y se recuperó del terrible suceso. El refugio donde Donald trabaja, Happy Tails, se hizo cargo del minino, dándole el nombre de “Winter” (invierno).
Unos días más tardes una familia llegaba al refugio para adoptar a la pequeña Winter. “Se fue a una casa con una pareja muy simpática, con un perro, a quienes conocemos personalmente desde hace años”, explicó Czyzyk.