Adoptar un gato supone una responsabilidad, un compromiso con el animal mientras viva. No es un peluche al que hacerle caso un par de veces al día o por capricho. Además de dedicarle tiempo, puede tener problemas de salud en algún momento de su vida.
Pánico terrible
Esto último es lo que determinó que, la que era familia de Nina, acabara por devolverla al refugio donde la adoptó. Según relata Ayudando a los Animales Help 3A de Madrid, Nina se orinaba fuera del arenero de vez en cuando.
"Hace unos meses nos comunicaban que se había comenzado a orinar en otros sitios y que no iban a seguir con ella", expone la asociación en el apartado de adopciones de Wamiz España. Después de 4 años con la gata, la familia la devolvía como si fuera un microondas defectuoso.
Por lo que observa Help 3A, el estrés con el que vivía Nina la condujo a "un pánico terrible". "Pasaba muchas horas viviendo dentro de un armario, apenas se atrevía a moverse por la casa y huía despavorida ante el menor ruido".
Por suerte, ahora en su casa de acogida se está rehabilitando. "Al no haber niños en la casa y concederle su tiempo y espacio, no ha vuelto a orinar fuera", afirma la asociación. "Ya no camina agachada, ni se esconde y no está en alerta. Ha comenzado a dejarse acariciar".
Con la evolución de Nina buscan para ella un hogar donde le den su tiempo y espacio, "una familia paciente y tranquila que tenga claro que, por sus traumas, no va a ser la gata amorosa, donde no haya niños, sin gatos o con 1 o 2 como mucho", señala Help 3A.
Si crees que puedes ser la familia que necesita Nina, pulsa sobre la foto de abajo para ponerte en contacto con Help 3A:
Mucha suerte, Nina ❤️.