La policía estaba realizando un control rutinario de vehículos, una práctica común durante la noche del viernes al sábado.
Al parar a un coche, propiedad de una mujer de 38 años, los agentes percibieron un olor extremadamente desagradable. Ante esta situación, decidieron inspeccionar el vehículo y realizaron un hallazgo inesperado.
Un terrible descubrimiento
En el interior del coche encontraron varias cajas con gatos en muy malas condiciones.
Los animales no habían sido alimentados ni hidratados durante días, y el fuerte olor provenía de sus heces, ya que llevaban tiempo encerrados sin recibir los cuidados ni atención adecuada.
Una rápida intervención
La policía no dudó en incautar a los felinos y en iniciar una investigación. La mujer planeaba trasladarlos a Viena para venderlos, aprovechando los altos precios de algunas razas, como el maine coon.
Además, descubrieron que ya existía una orden para proceder a al decomiso de los gatos de raza pura, una medida que hasta entonces la conductora había logrado burlar.
La policía contactó con voluntarios del centro de protección de animales de Freistadt, en el norte de Austria, y de la asociación Animal Rescue Emergency Assistance.
Lamentablemente, una de las gatas estaba embarazada y, a pesar de la intervención de los veterinarios, sus crías no sobrevivieron.