El hallazgo tuvo lugar el pasado 25 de septiembre bajo una lluvia torrencial. A las nueve de la mañana, los primeros trabajadores acudieron al refugio, donde enseguida advirtieron un transportín colocado delante del portal.
No debieron de esperar mucho para darse cuenta de que no se trataba de ninguna donación de material...
Una gatita empapada
En el fondo del transportín, colocado en el suelo de forma descuidada, había una gatita negra completamente empapada y desorientada.
Habían dejado a Lilla junto a un puñado de pienso, que se había hinchado con la lluvia y había formado una extraña masa adherida al pelo de la pequeña.
Desesperados, el refugio SPA de Clauses (al oeste de Francia) grabaron la escena en vídeo y la compartieron en redes sociales.
Con suerte, pronto encontrará una nueva familia que le brinde el amor y la seguridad que merece.