Tras conducir varios kilómetros el coche que acababa de comprar de segunda mano, notó algo inusual: no estaba sola en el vehículo.
Una pequeña cabeza, esponjosa y somnolienta, asomaba detrás del asiento trasero. Un gatito, probablemente en busca de refugio, había convertido aquel vehículo a la venta en su escondite.
Una siesta desafortunada
El pequeño, al darse cuenta de que la puerta estaba cerrada y de que el aire ya no olía a su entorno familiar, mostró signos de pánico.
El incidente ocurrió en un día lluvioso de viento, cuando el gatito, buscando un lugar tranquilo para dormir, se deslizó detrás del asiento sin ser visto. Para cuando se dio cuenta de su presencia, la nueva propietaria del coche ya no podía devolverlo a su lugar de origen.
Además, el anterior propietario del vehículo aseguró que el animal no era suyo.
¿Error o destino?
El caso ha suscitado un debate en las redes sociales, donde muchos creen que el hallazgo fue cosa del destino y que la mujer debería haberse quedado con el felino.
Afortunadamente, el gatito pudo encontrar un hogar gracias al trabajo de la fundación.