“Dejé a mi gato solo durante 30 minutos y ahora no puedo volver a salir de la pena que me da”, dice Ida Myrin, la protagonista humana de esta noticia que tuvo lugar en Suecia.
Consentida y perezosa, así es Isola, un gato de raza ragdoll de tres años, que llevaba conviviendo con Ida tres meses; casi la totalidad de este tiempo en medio del confinamiento por el coronavirus, es decir, 24 horas con su nueva compañera humana.
Un vídeo desgarrador
El vídeo, grabado con una cámara oculta, muestra al gatito en el apartamento vacío. Vemos a Isola saliendo de la cocina con una correa entre los dientes. Busca desconsoladamente a Ida, tanto que comienza a maullar de una manera muy lastimera.
El triste maullido de la gatita va en aumento conforme el tiempo va transcurriendo. “Desde que llegó a casa demostró ser un animal muy cariñoso pero es que además han sido muchas semanas sin separarse de nosotros”, contó la mujer.
Una gatita muy enojada
Tal fue la desesperación de Isola que cuando, por fin, su compañera humana regresó a casa, ella no le hizo ningún gran aprecio, simplemente la ignoró. “Y eso también me llamó la atención porque siempre venía a saludar”, dice.
Por fortuna esta gatita tan social tiene dos ventajas. De un lado nunca volverá a estar completamente sola, pues en su casa hay otro gato con el que se lleva estupendamente. El día que se grabó el vídeo, Ida ¡le había llevado al veterinario! Además, la mujer se plantea potenciar el teletrabajo para pasar el mayor tiempo posible con sus felinos.