Un momento para recordar
Estas fechas no solamente son especiales por los regalos y las comilonas; la Navidad nos transporta a lo más puro de nuestra esencia, al tiempo que vivimos con nuestros seres queridos, ya sea en presente o en pasado, y esos hermosos momentos son los que realmente debemos conservar por siempre en nuestra memoria.
Y entre nuestros seres queridos, se encuentran nuestros perros. Desgraciadamente, ellos no podrán estar en todas nuestras navidades, es ley de vida. Por ello, tenemos que valorar las Navidades que pasamos junto a ellos.
Y es aquí donde comienza esta historia, en la que una familia de Inglaterra tomó la decisión más sentida (y dolorosa) durante sus últimas vacaciones en Estados Unidos.
La última 'Navidad' de Scooby
En 2016, Molly Bradshaw sabía que tendría que hacer algo durante este viaje. Su perro, Scooby, estaba ya muy mayor (16 años), y sabía que lo más probable es que no llegara a pasar la próxima Navidad con ella y sus hijas.
Scooby estaba cada vez más enfermo debido a su avanzada edad. Si bien disfrutaba al máximo con su familia, se le veía cada día más débil a medida que envejecía. De hecho, su familia notaba que ya no podía dar los largos paseos de antaño.
Cuando cumplió 16 años, el can ya estaba ciego, sordo, tenía problemas de espalda y demencia. Su tiempo se acababa inevitablemente y su cuidadora lo sabía, por lo que adelantó su regreso de vacaciones para estar con él y poder pasar sus últimos días juntos.
Entonces llegó la decisión más bella y dolorosa que Molly tuvo que tomar: puesto que aún faltaban varias semanas para Navidad y no sabía si Scooby lograría sobrevivir hasta entonces, decidió reunir a sus amigos y celebrar la festividad de forma anticipada, solo para él.
Entre todos, decoraron la casa y pusieron el árbol. Scooby vivió todo aquello como un acontecimiento y recibió la atención que se merecía por parte de todos.
Celebrar la vida al final de la misma
Se estaban despidiendo de él de la forma más bella posible. Hubo lágrimas, pero también muchas risas, porque realmente estaban celebrando la larga vida de Scooby. Siempre fue un perrito muy feliz.
El resto de la familia llegó a tiempo desde Estados Unidos para celebrar la última Navidad de Scooby. Molly le preparó un plato especial navideño, pusieron villancicos y las fiestas lograron convertir el triste momento en un día lleno de felicidad.
Lo más importante es que Scooby estuvo rodeado por sus seres queridos y recibió todo el amor que merecía. Aunque su cuerpo no era el de antes, se le vio contento e incluso mostró más energía que de costumbre. ¡La siguiente foto es prueba de ello!
Al final de la noche, cuando la celebración tocó a su fin, la familia se reunió de nuevo para despedirse personalmente de Scooby antes de llevarlo al veterinario para ponerle la 'inyección del sueño eterno'.
Su familia pudo decirle adiós en un día lleno de cariño. Molly se aseguró de que su perro tuviera la despedida que merecía e intentó normalizar su partida. Scooby tuvo suerte de tener una familia que le regalara 16 años de aventuras y cariño.
Ahora bien, los Bradshaw tuvieron aún más suerte de vivir tantos años con un perro tan maravilloso. Descansa en paz, campeón.