“¡Te lo he dicho! Mi gato está celoso de mi nuevo novio. Tengo muchas pruebas para demostrarlo”. Es lo que mi prima sigue afirmando incluso si le he dicho que no es posible que un gato esté celoso.
“¿Cómo es posible? Entonces, explícame ¿por qué se hace pipí en su bolsa de deporte y no en la mía? ¿Por qué ha empezado a hacerse pipí en su lado de la cama cuando no lo había hecho nunca antes? No le gusta mi novio, ya te lo he dicho. Voy a tener que elegir entre uno de los dos”.
¿Qué son los celos para el gato?
Sabemos que el gato tiene emociones, aunque la ciencia tiene todavía mucho camino por recorrer es sobre la manera de comparar esas emociones con las nuestras. Por eso, a veces tenemos dudas sobre los sentimientos de nuestro gato, incluso hacía nosotros.
Es un tema respecto al que hay que mantenerse prudente. Sin embargo, con respecto a los celos, la ciencia se muestra bastante unánime: es muy poco probable. Los celos se definen por el deseo de poseer a la persona amada, y están basados en el miedo a perderla.
Pero debes saber que un gato puede aparearse con varios otros. Y una camada puede tener gatitos de padres diferentes. Además, una vez que el apareamiento ha terminado, el gato se va, no se ocupa de los pequeños. No existe, entonces, esa noción de querer poseer a otro en el mundo de los gatos.
¿Celos o protección de sus recursos?
Mi prima me dice entonces: “¿No es posible que mi gato me quiera para él solo?”. Bueno, si lo pensamos, es todavía peor pensar que un gato pueda estar celoso de un humano, ya que ni siquiera lo está de otros gatos. Pero podemos pensar que, tal vez, que el gato considere a mi prima como un recurso de abrazos y los quiere proteger. Hablaríamos, por tanto, de protección de recurso más que de celos. Ya que para lo segundo haría falta un nivel de consciencia que el gato no tiene.
El canon de Morgan: una explicación más simple a esos “celos”
Tal vez conoces el principio de Ockham, que dice que de todas las explicaciones posibles, la más simple es a menudo la buena. Pues bien, el Canon de Morgan sigue la misma lógica pero aplicada al mundo animal. Y esto se puede aplicar también para comprender las acciones del gato de mi prima tras la llegada de su nuevo novio, qué quiere el gato expresar con ellas.
¿Es posible que su llegada haya perturbado la rutina en casa? ¿Salidas más frecuentes y llegadas más tarde, y que el gato no tenga la misma rutina que cuando su dueña no tenía pareja? Cuando su novio viene a casa, ocupa su lugar en el sofá, justo donde solía tumbarse el gato, por ejemplo...
En definitiva, es posible que la presencia del novio esté, de hecho, asociada a dos cosas que el gato detesta más que cualquier otra: el cambio de las rutinas -como por ejemplo, los horarios de la alimentación- y los cambios en su entorno. Puede que el propio olor esté asociado a algo desagradable y que le estresa, por lo que el gato intenta hacerlo desaparecer orinado donde ese olor está más presente: la bolsa de deporte o el lado donde duerme. Estas son las explicaciones más probables y para las que existe una solución.
Si mi gato no está celoso de mi pareja ¿cuál es la solución?
Este es uno de los secretos mejor guardados… Cuando estamos enamorados estamos dispuestos a hacer cualquier cosa por esa persona. Y si “nos ganamos” al gato, seguramente ganaremos puntos con su dueño o dueña. Por eso hay que aprovechar la oportunidad para dar un nuevo “caramelo” a nuestro peludo. Pídele a tu nuevo compañero/a que juegue con él, así, el gato no percibirá la novedad como un elemento perturbador, un cambio de rutina o de entorno, sino más bien como algo divertido para él.
Escrito por: Daniel Filion Experto en comportamiento felino.
Traducido por: Jade del Arco, periodista especializada en arte y traductora.