Una visión difícil de soportar
Llegas a una casa nueva lleno de ilusiones, de sueños por cumplir, de reformas mentales, de ideas para amueblar... y cuando abres la puerta del sótano por primera vez... ¡te encuentras a una pobre perra encadenada en la oscuridad! La impresión que sintieron los miembros de esta familia americana debió ser horrible.
Al acceder al sótano para comprobar las dimensiones del terreno, contemplaron estupefactos una figura en la oscuridad. El susto fue terrorífico. Al alumbrar con una linterna, descubrieron a una pitbull encadenada a una columna rodeada de suciedad, excrementos y orina. La imagen era realmente tenebrosa y perturbadora.
Justo al pie de las escaleras, una pitbull blanca con una preciosa mancha en el ojo derecho los miraba con una cara mezcla de tristeza y alivio. Estaba atada con una cuerda y una cadena y parecía estar condenada a una muerte segura. Al acudir a liberarla, la perra se mostró ansiosa por salir, pero sin ningún signo de violencia.
Se desconoce el tiempo que estuvo en aquella prisión
¿Cuánto tiempo llevaba allí sola aquella pobre perrita? No se sabe con certeza. Por su estado, era evidente que se trataba de un tiempo bastante prolongado, aunque su estado de salud era aparentemente bueno. Al acercarse, la perra comenzó a mover el rabo en clara señal de aprobación y simpatía. Se trataba de una perra de lo más cariñosa y juguetona (sólo hace falta ver el vídeo para comprobarlo).
Esta familia de Saint Louis, Missouri (Estados Unidos) contactó con la asociación Stray Rescue de Saint Louis, que se personó en la casa para examinar el estado del animal. La perra no mostró ningún signo de violencia ni intento de agresión. Todo lo contrario. Parecía encantada con la visita de los humanos y se mostraba feliz al respirar aire fresco y sentirse liberada. En cuanto a las pruebas médicas, su estado de salud era óptimo.
Por suerte, para la joven canina, esta familia compró la casa y salvó su vida con total seguridad gracias a su mudanza inmediata. Se desconoce si la perra pertenecía a las personas que habitaron la casa anteriormente o si era de alguien que la había atado allí desde un tiempo desconocido. En cualquier caso, era evidente que la perra llevaba allí bastantes días.
Una nueva vida para Jumping Bean
Finalmente, la familia decidió entregar a la perra a la organización Animal Welfare Society. Ellos se hicieron cargo de la pitbull y la bautizaron como Jumping Bean (Frijol Saltarín). Y es que el nombre le va al pelo: la perra no para de jugar, salta todo el tiempo y está encantada con las personas. Parece estar eternamente agradecida por haberla liberado de aquella horrible prisión.