Convulsiones repentinas, comportamiento incontrolable, ataques de pánico y un periplo por clínicas veterinarias: todo apunta a una causa común.
Claudia B., de 54 años y residente de Herne (al oeste de Alemania), ha vivido esta pesadilla con su perra Bonnie. El primer ataque ocurrió el pasado 12 de noviembre: la perra gritaba, gemía y daba vueltas sin control.
Veinte minutos después, sufrió otro ataque. Y tras varias clínicas, chequeos y unos gastos que ascienden a 2 500 euros... ninguna respuesta.
La sospecha
Bonnie no es la única afectada. Su hermano, de nombre Hunter, y el sabueso húngaro, Jasper, sufrieron ataques similares. En pocos días, los ataques se multiplicaron como por arte de magia en diversas zonas del país.
En redes sociales, circulan rumores desde hace semanas que sugieren que los ataques son síntomas de envenenamiento debido a los residuos tóxicos procedentes de la producción de cuero presentes en dichos huesos masticables.
Advertencias de expertos e incertidumbre médica
El nutricionista Joe Rahn advierte en la web de la asociación de veterinarios naturópatas: "¡Cuidado al comprar productos masticables!".
Sin embargo, la veterinaria Dra. Katharina Kessler, de la clínica veterinaria Hofheim, modera el argumento. La información disponible hasta ahora es insuficiente para llegar a una confirmación fiable. También podrían existir otras causas.
Actualmente, la prestigiosa Escuela Superior de Veterinaria de Hannover investiga a contrarreloj las causas de los problemas neurológicos que han aumentado desde agosto por todo el país germano.
Hasta el momento, el equipo de investigadores no ha encontrado respuestas. La investigación continúa y la preocupación entre los propietarios persiste.