Como ocurre con cualquier cachorro, el corazón de cualquier amante de los perros se derretiría ante la cara de Celestin.
Sin embargo, tras haber sido adoptado por una familia que parecía fiable y cariñosa, tuvo que enfrentarse a una violencia inimaginable.
A golpe de martillo
El cachorro se había instalado en su nuevo hogar el pasado 28 de febrero, sin verse venir que pronto empezaría a recibir golpes de martillo.
Fue el 5 de marzo cuando la asociación "John sauvetage protection animale" intervino en Montauroux, al sur de Niza (Francia), tras la denuncia de la antigua propietaria del cachorro.
Según contó la mujer para el medio BFM Var, su familia y ella no dieron crédito a lo sucedido: "Nuestra hembra tuvo cachorros de forma inesperada, así que les encontramos una buena familia a todos, o al menos eso creíamos. Un chico joven vino a ver a los cachorros, todo fue muy bien y hubo muy buena sintonía".
Tras la adopción, los antiguos propietarios de Celestin empezaron a sospechar que el animal no estaba siendo bien tratado y prefirieron despejar sus dudas contactando con la protectora.
El día del rescate
Cuando la asociación llegó a la vivienda de los adoptantes, se encontraron con una impactante escena: el cachorro estaba encerrado en el asiento del copiloto de un coche, no podía siquiera levantar la cabeza y la esperanza de salvarlo parecía improbable.
Tras contactar con la gendarmería para denunciar el maltrato, la asociación se apresuró a llevar al cachorro de urgencia al veterinario.
El diagnóstico era grave: Celestin sufría un edema cerebral, tenía los dos ojos inyectados en sangre y había indicios de desnutrición y maltrato.
Ahora, y tras recibir la asistencia médica que necesitaba, Celestin se está recuperando poco a poco y la asociación espera que no le queden secuelas cerebrales. Por el momento, tiene problemas neurológicos, pero podrían ser temporales.
El pasado 9 de marzo, la asociación confirmó que ha presentado una denuncia ante la gendarmería para que el propietario del animal responda por sus actos.