¿Por qué hay que dar prioridad a la adopción de galgos?
En muchos hogares españoles los galgos no son considerados como animales de compañía, mucho menos como parte de la familia. No viven bajo el mismo techo -si es que tienen la suerte de estar cubiertos por uno- y sus necesidades físicas y afectivas están muy lejos de ser atendidas.
De hecho, en algunas zonas rurales de comunidades como Extremadura, Castilla y León o Andalucía, resulta casi imposible ver a un galgo dando un paseo con sus dueños o disfrutando de una terraza. Sin embargo, a nadie le choca ver a un yorkshire o un golden en el centro de la escena.
La consecuencia de esta "tradición española" se traduce en aproximadamente 50.000 galgos abandonados o asesinados cada año, según diferentes asociaciones de defensa animal, y más unos 190.000 galgueros cazando en el país.
Víctimas de una tradición anticuada
La fecha elegida para celebrar el Día Mundial del Galgo tiene mucho que ver con el tema de la caza.
En la Península Ibérica, la caza con galgos es una tradición extendida desde tiempos remotos. En palabras de Acción Natura Ibérica, "el galgo suponía en una casa asegurarse un par de liebres para poder alimentar una familia en épocas de escasez, por ejemplo en años de posguerra".
Unos siglos antes, Cervantes reflejaba en el Quijote las andanzas de su galgo por la meseta manchega.
Pero hace tiempo que la necesidad desapareció para dar paso a "la afición", por llamarlo de alguna manera.
Los someten a crueles entrenamientos
Muchas asociaciones, entre ellas SOS Galgos, denuncian los abusivos entrenamientos a los que algunos cazadores someten a sus galgos.
Esta raza de perro puede llegar a alcanzar los 60 kilómetros por hora. Si a esta característica le sumamos su vista de lince, los galgos son el capricho de muchos cazadores, ya que les permiten cazar fácilmente conejos y liebres.
Cómo nos ven en Europa
En noviembre de 2018, el diario británico The Guardian publicó un extenso reportaje sobre los galgos. En él se retrata a España como el país más cruel de toda Europa con respecto a su trato hacia los galgos.
De hecho, España es el único país de la U.E. que permite cazar con galgo. Una modalidad donde los animales matan directamente a las presas.
Cuando ya no sirven, se deshacen de ellos
Cuando el galgo empieza a mostrar síntomas de cansancio o pierde efectividad en sus ataques y carreras, la admiración de sus dueños desaparece, puesto que los habían criado y "cuidado" con un solo propósito: usarlos para cazar.
Llegados a ese punto, muchos deciden sacrificarlos. Algunos son ahorcados, puesto que es la forma más barata de acabar con su vida. Otros son abandonados en el campo, la carretera o donde les pille mejor.
Numerosas asociaciones denuncian que el mero hecho de romperse una pata ya es motivo suficiente para abandonarlo.
Según datos de PACMA, el porcentaje de galgos ahorcados de un árbol, matados a tiros o arrojados a un pozo, por nombrar algunas de las atrocidades que se comenten, es espeluznante.
Maltratados durante toda su vida
Los galgos, generalmente, no tienen una vida fácil. Desde que nacen hasta que son abandonados o asesinados cargan con la cruz del maltrato.
La versión de los cazadores
En las siguientes líneas se expone un extracto del artículo de Andrés Martín, vocal de la Junta Nacional de ANATUR -partido político de ámbito nacional para la defensa del mundo rural y sus tradiciones-.
"Lejos de las infames imágenes que suelen hacer circular y difundir grupos radicales del mal denominado movimiento 'animalista', hay una verdad que se vive día a día en las cuadras de los buenos galgueros de este país, seguramente hablemos de la raza mejor cuidada y mimada de España ya no solo como animal de caza sino como animal doméstico.
Todos los pasos que se dan en este colectivo están fundamentados y cuidados hasta el último detalle, desde la cría, en la cual se seleccionan las mejores madres y padres en cada cruce, el cuidado de los cachorros en toda su etapa de crecimiento fomentando salir al campo lo máximo posible para un desarrollo adecuado y con los mejores alimentos altos en contenido proteínico, ya sean piensos, carnes, pastas u otro tipo de nutrientes aptos para el perro. Los controles veterinarios son más frecuentes que en cualquier otra raza, pues hablamos de un atleta que tiene que tener su aparato motor a punto y en las mejores condiciones de salud.
Su entrenamiento es casi diario, dando paseos de varios kilómetros que es lo que necesita este perro, pues su vitalidad y complexión exige un desgaste al día importante, por no hablar del plano psicológico y de instinto. Todavía hay gente que manifiesta que un galgo o cualquier otro perro está mejor en un piso que saliendo al campo a diario. En efecto cada propietario tiene unas posibilidades, pero no es de admitir que intenten enseñar al colectivo que cuida esta raza, estudia y la mejora, a como mal criar un perro haciendo creer a la sociedad que en un espacio reducido y saliendo dos veces al día 10 minutos está mucho mejor que saliendo al campo con más perros, y más si cabe cuando hablamos de este portento del físico y con un instinto tan desarrollado".
El artículo puede leerse completo aquí.
Otra vida es posible
Puede haber discrepancia en las opiniones, pero no en las cifras. En España se abandonan más de 150.000 animales cada año y un tercio de ellos son galgos y podencos.
La sociedad exige cambios acordes a los tiempos que corren y que se respete el bienestar de los animales. Desde la asociación AnimaNaturalis consideran que se hace "imperiosa" la necesidad de "cortar el problema de raíz".
Claman por un cambio legal de la normativa que "desprotegen a los galgos y a los perros utilizados para la caza en general". En este sentido, lamentan que "ahora mismo no existe una ley que proteja a los galgos y perros empleados en caza y carreras, solo reglamentos de las propias federaciones".
Se adjuntan las direcciones web de algunas de las asociaciones con las que se puede contactar si se quiere colaborar con la causa de los galgos:
¡Adopta!
A pesar de su carácter reservado y discreto, el galgo es un perro tranquilo que aprecia la compañía y adora salir a conquistar el mundo -juegos de rastreo y largos paseos presentes- junto a sus cuidadores.