Hace cinco años, Florencia Lobo y su hermano fueron a pescar al noroeste de Argentina. Mientras disfrutaban del día en plena naturaleza, oyeron gritos procedentes de una cueva y fueron a ver qué pasaba allí dentro.
Un rescate necesario
Cuando llegaron a la cueva, los hermanos descubrieron a dos gatitos junto al cadáver de su madre. Sin dudarlo, los rescataron y los bautizaron como Dani y Tito. Horas más tarde, Dani desgraciadamente no sobrevivió.
Unas semanas más tarde, el gatito se lesionó la pata y su cuidadora tuvo que llevarlo al veterinario.
El veterinario le dio una mala noticia
Nada más ver al animal, el doctor tuvo la sospecha de que Tito no era un gato corriente y decidió llamar a una reserva local para comprobarlo.
Días más tarde, el veredicto fue claro: Tito no era un gatito, sino un puma de Yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi).
Al darse cuenta de que Tito nunca sería completamente feliz en casa, Florencia tomó la difícil decisión de confiarlo a la Fundación Argentina de Rescate Animal (FARA), donde recibió todos los cuidados necesarios y fue devuelto a su entorno natural.
Y tú, ¿alguna vez te has topado con un animal que resultó no ser lo que parecía?