Al igual que les ocurre a muchos perros que viven en un chenil, Vicente estaba muy emocionado con la idea de que por fin iba a poder irse a casa con una familia y disfrutar de los privilegios que eso conlleva.
Así que, mientras esperaba a que vinieran a recogerlo, el personal del refugio lo vistió con sus mejores galas: una bandana que emulaba un smoking. Vicente, un cachorro mestizo, estaba guapísimo y presumía de aspecto de chico bueno y educado.
La adopción fue un fracaso
Lamentablemente, el adoptante de Vicente, que había pasado todos los filtros para adoptar al animal de manera responsable, no apareció. El perro se quedó esperando un buen rato, pero la persona que tenía que venir a recogerlo jamás llegó.
Esta persona nunca explicó por qué había cambiado de opinión sobre Vicente, aunque eso ya no le importaba a nadie. Tanto el personal como el cachorro ya estaban bastante desconsolados.
Por suerte, para Vicente, su decepción pronto se convirtió en esperanza. Una vez que el refugio compartió su triste historia en Instagram, empezaron a recibir cientos de solicitudes de adopción para Vicente. El personal tenía más que suficiente para elegir.
¡Final feliz para el cachorro!
En cuestión de días, los voluntarios de este refugio de Bogotá encontraron a la familia perfecta para Vicente. En la actualidad, el pequeño cachorro (convertido ya en adulto porque ha pasado un año desde que salió a la luz esta historia) crece a pasos agigantados, cada día aprende una cosa nueva y se deja querer.
Aunque su primera adopción fue desgarradora, no cabe duda que el destino le llevó a un final mejor.