Es ampliamente reconocida la innata curiosidad de los gatos, un rasgo que los convierte incluso en los vecinos más entrometidos del vecindario.
Hace seis años, un ingenioso propietario de dos gatos decidió compartir en redes la reacción de sus dos bigotudos ante una cinta para correr.
A zarpazo limpio
Este individuo decidió experimentar encendiendo su cinta de correr y permitiendo que sus gatos la exploraran por sí mismos. Pero lo más gracioso se desata cuando observamos cómo los felinos quedan perplejos.
A la batalla perdida se une a continuación otro felino de color blanco y naranja para intentar vencer al adversario, pero en vano.
"¿Pero qué clase de brujería es esta?"
Tras un minuto de lucha, en sus rostros parece manifestarse una mínima voluntad de comprender lo que tienen delante, así que dejan la pata quieta, que queda arrastrada hasta el final de la cinta.
Finalmente, estos bigotudos no consiguen más que darse miedo a sí mismos, y la verdad es que no se les ve muy por la labor de subirse a la cinta y perder esos kilitos de más.
Tras tanto tiempo, ¿crees que ya se habrán acostumbrado a esta máquina de interior? ¡Menudos curiosones están hechos!