Que un humano y su perro duerman juntos en la cama o en el sofá, sabiendo cuánto le gusta a los perros dormir con nosotros especialmente en la parte de los pies, entra dentro de lo normal. Ahora bien, que el perro de una señora menopáusica al que le encanta acurrucarse con ella vea sus testículos encogidos por ello es algo que, en principio, no tendría ni pies ni cabeza.
Un problema de testículos
Como decíamos los protagonistas de esta historia son una mujer menopáusica y su perro. Cada noche los dos duermen juntos pero recientemente el perro ha empezado a encontrarse mal de salud: comenzó a perder pelo y sus testículos a encogerse y perder tamaño. Y fue el doctor Achim Gruber quien reveló cuál era la relación entre ambas cosas en la televisión alemana.
Algo sorprendente
La señora en cuestión no entendía qué estaba pasando y acude a su veterinario para que le realice el diagnóstico pertinente a su perro. Después de un exhaustivo examen el veterinario da con la clave del asunto: la mujer se aplica una crema a base de estrógenos todos los días para aliviar los efectos negativos de la menopausia en su cuerpo. Al tocar a su perro a diario y al dormir junto a él, resulta que las hormonas femeninas de dicha crema influyeron en el cuerpo de su perro ¡haciendo que el tamaño de sus testículos encoja!
Quién le iba a decir a esta señora que una simple crema le iba a provocar esos efectos negativos a su perro. Al menos, por fortuna, detectó el problema a tiempo y el asunto ha quedado en una anécdota, como le ocurriera a la novelista Jenna Guillaume, que pilló a sus perros haciendo trastadas con los pintalabios... ?