La pequeña Cara estaba jugando al lado de su casa en Londonderry (Irlanda del Norte), cuando escuchó un ruido que le llamó la atención.
Y, con la curiosidad que caracteriza a los más pequeños de la casa, se puso a investigar de dónde venía ese extraño sonido.
La heroína de esta historia
Un rato después, la pequeña descubrió que los ruidos provenían de unas paletas de madera cubiertas por unas piedras.
Bajo las maderas había una fosa, con un perro en su interior. Asustada, Cara corrió hacia su casa, para pedir ayuda a su padre.
No era muy difícil comprender, incluso para una niña, que el animal no estaba allí por accidente, con piedras y maderas que, prácticamente, lapidaban al cánido.
Y no se equivocaba: se trataba de un caso más de maltrato y abandono animal.
Una nueva vida para Bella
Al sacarla del agujero, el padre de Cara se dio cuenta de que se trataba de una perra muy delgada y que, además, era ciega.
Al día siguiente, contactaron con el centro Rainbow Rehoming Center para buscarle una familia adoptiva.
Los voluntarios llevaron a Bella al veterinario para saber más sobre la situación en la que se encontraba.
Al parecer, la habían utilizado para la reproducción, y cuando ya no les sirvió para tal fin porque no podía tener más cachorros, fue abandonada tal y como la encontró Cara tras haber pasado la vida encadenada.
Afortunadamente, la asociación pudo encontrar una familia definitiva para Bella en 2014.