La persona que llegó al refugio sostenía en sus brazos a una perra callejera con el pelo enmarañado y preguntó si el refugio podía acoger a otro residente.
Sin dudarlo dos segundos, los rescatistas aceptaron hacerse cargo de la perra.
Un pelaje lleno de nudos
Sabían que la transformación de la perra sería compleja, ya que tenía el pelo cubierto de nudos, pero no fue hasta después de un examen médico cuando se dieron cuenta de lo crítico que realmente era su estado.
Los rescatistas se pusieron manos a la obra de inmediato para quitarle el exceso de pelo.
Se tomaron su tiempo para afeitar cada nudo uno por uno, hasta que Woolly, que así fue como la bautizaron, quedó casi sin pelo.
Cuando por fin pudieron examinarla, vieron que la piel de Woolly estaba inflamada e infectada.
Tan solo dos días después y con su nuevo tratamiento, Woolly encontró una familia de acogida, donde pudo recuperarse con total seguridad.
Una familia definitiva
Una vez instalada en su nuevo hogar, su personalidad juguetona comenzó a manifestarse.
Poco más de dos meses después de su rescate, Woolly encontró un hogar definitivo y, desde entonces, ha estado recuperándose por completo y evolucionando con su nueva familia.
Por su parte, los rescatistas de la SRSL, encantados con el feliz desenlace de este rescate, quisieron compartir hace unos días la feliz noticia en redes sociales.