Dana y Zeb son dos personas en situación de precariedad. La joven pareja vive en las calles en Róterdam (Países Bajos), luchando contra el frío invierno mientras intentan mantener con vida a sus dos perros, Bommel y Dommel.
Los perros, que rescataron hace años en Italia, son su única compañía y su mayor preocupación.
Pero debido a una difícil situación familiar, la pareja terminó en la calle. Desde entonces, intentan rehacer sus vidas, a pesar de los enormes reveses.
Unas duras condiciones y con dos perros
El frío es el mayor enemigo de esta pareja veinteañera: "Duermo bajo un tejadillo con los perros. Hace mucho frío y las mantas que nos da la gente no son suficientes. Anoche, con la tormenta y el granizo, fue realmente duro", cuenta Zeb, mientras intenta mostrar su ropa de abrigo. "Dana va al centro de acogida, pero yo me quedo aquí para cuidar a los perros."
Aunque Dana duerme cada noche en el centro para personas sin hogar, intenta pasar el mayor tiempo posible con Zeb durante el día.
"Tiemblan todo el tiempo", dice Zeb. "Lo hemos intentado todo, pero cada vez es más difícil mantenerlos calientes. Por eso pensamos que es hora de buscar una solución temporal para ellos."
De momento, sin solución
La opción de llevar a los perros a una residencia canina es demasiado cara para la pareja, ya que el coste alcanza entre los 10 y 15 euros por noche.
"Vivimos de mi subsidio, que no es suficiente para afrontar ese gasto", explica Zeb. El refugio para personas sin hogar que admite animales está lleno, y la lista de espera es larga.
A pesar de todo, no quieren renunciar a sus animales. "Es solo temporal", dice Zeb con determinación. "Estamos intentando solucionarlo todo, pero quiero que los perros tengan un poco de tranquilidad ahora. Están constantemente en alerta, algo que no se merecen."