En otoño de 2024, una extraña criatura apareció por primera vez en las calles de Anchorage, Alaska: un ser con una desconcertante mezcla de rasgos de lobo y perro.
Precisamente por su llamativa apariencia, enseguida conquistó los corazones de los vecinos.
La criatura, de color negro grisáceo, pronto recibió el nombre de Gary. De hecho, los vecinos llegaron a crear la página de Facebook Gary's Tour of Anchorage específicamente para él, donde la gente compartía vídeos y fotos del animal durante sus excursiones.
Un triste final para Gary
Pero el misterio de Gary tuvo un final trágico: el pasado 7 de octubre, el cuadrúpedo fue encontrado sin vida en una carretera, presumiblemente atropellado por un coche.
Sin collar y sin pistas sobre su origen, su identidad era todo un misterio.
El origen de Gary, desvelado
Una prueba genética arrojó luz sobre el asunto: Gary era un híbrido de lobo, según anunció el Alaska Department of Fish and Game.
Las pruebas, realizadas por el Veterinary Genetics Laboratory de la Universidad de California, confirmaron que el animal fallecido era una mezcla de lobo y perro.
"Es fantástico poder responder finalmente a esta pregunta", dijo Wardlow. "Aunque muchos misterios sobre Gary siguen sin respuesta."
Muchas preguntas siguen sin respuesta
De dónde venía Gary, cómo vivía y si alguna vez fue un animal criado de forma ilegal siguen siendo una incógnita.
Los híbridos de lobo están prohibidos en Anchorage, pero su existencia sigue generando titulares. En un caso similar de 2011, un negocio turístico en Alaska fue procesado por tener híbridos de lobo sin permiso.
"No sabemos si Gary era un animal de compañía que se había escapado o si llegó a Anchorage desde otra región del estado", dijo Wardlow. "Estas son preguntas a las que probablemente nunca podremos responder."
La ciudad llora a Gary
Para los residentes de Anchorage, Gary era más que un animal; era un símbolo.
Una residente, Shelly Scarpella, recuerda a Gary a su manera: con piedras conmemorativas pintadas que brillan y muestran un lobo aullando.
"He pintado más de 60 piedras y las he repartido por la ciudad", contó Scarpella. "Significan algo para la gente y nos recuerdan a Gary."