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Dormitorio infantil: cuna y perro

Perro con bebé.

© Sara Lewin Lebwohl / Facebook

Su perro entra a la habitación del bebé y hace algo que los marca de por vida

Por Luis Piqueras Ferriz Redactor | Traductor

Publicado el

Cuando los padres, agotados tras largas jornadas de trabajo, descubren lo que su perro está haciendo con la recién nacida, se quedan completamente atónitos.

El sueño de los recién nacidos no es tan sereno y tranquilo como se podría imaginar.  

No todos, sin embargo, tienen la suerte de tener un ser especial en casa dispuesto a ayudarles.

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Un auténtico príncipe para Halle

Sara Lebwohl y su marido Zach saben bien lo que son los despertares nocturnos debido al sueño alterado de su bebé. 

En vídeo:
En 2019, dieron la bienvenida al mundo a su pequeña Halle y, como cualquier progenitor, tuvieron que afrontar todas las etapas del crecimiento de la niña.

Poco tiempo después, Sarah y Zach decidieron enseñar a Halle a dormir en su habitación. No sabían que alguien de confianza les ayudaría en esta tarea.

El pequeño ayudante se llama Prince y, según cuenta Sara, el perro comprendió enseguida que Halle era frágil y pequeña, por lo que debía protegerla.

De hecho, en cuanto oía a la niña agitarse en la cama, el animal corría a su habitación e intentaba calmarla para que sus padres no tuvieran que levantarse de la cama varias veces durante la noche.

Parece que la niña tenía una confianza inconmensurable en el perro y bastaba con su cercanía para tranquilizarla.

Una maravillosa rutina para todos

La rutina de Prince y Halle no pudo sino despertar las sospechas de los padres, quienes, tras colocar una cámara, descubrieron qué se escondía tras esas largas horas de sueño: 

"Gracias a Prince hemos ganado minutos, si no horas, de sueño preciosos. En cuanto entra en su habitación, sabemos que Halle está en buenas patas y podemos descansar un poco", explicaba Sara en Facebook.

En resumen, ¡el canguro de cuatro patas que todos querrían!

Importante: la interacción entre un niño y un perro puede ser una experiencia enriquecedora, llena de momentos de alegría y aprendizaje mutuo. Sin embargo, es fundamental recordar que no se debe dejar a un perro y a un niño solos sin la supervisión de un adulto. Esta es una regla de oro que garantiza la seguridad y el bienestar de ambos.

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