Todo ocurrió en Pattaya, Tailandia, cuando la joven Nong Aom empezó a preocuparse por la salud de su perro. El animal, un adorable bulldog americano llamado Devil, llevaba días vomitando y se encontraba muy débil.
Pero lo que más inquietaba a Nong era que el perro vomitaba algo amarillo y gomoso.
Una carrera al veterinario
En cuanto Nong se percató del malestar de su bulldog, lo llevó inmediatamente a su veterinario de confianza, quien, tras una rápida revisión, decidió hacerle una radiografía.
A Nong, sin embargo, no le sorprendieron las imágenes, ya que se había dado cuenta de que faltaban algunos patitos de la caja de juguetes para la piscina que había comprado unos días antes.
Intervención de urgencia
Una vez descubierta la causa, fue necesario operar al pequeño, de tan solo dos años, antes de que los patitos de goma llegaran a su intestino.
A pesar de la delicada intervención, el veterinario logró sacar uno a uno todos los patitos del estómago del perro y, al final de la operación, ¡contabilizó 32 patos dentro de su organismo!
Afortunadamente para Devil, todo salió bien y, en cuestión de semanas, pudo regresar a casa.