En un grupo de Facebook llamado "Sociedad secreta de los gatos que dominan el mundo - LA REVANCHA...", una usuaria llamada Nissa Kaa compartió la historia de un inquietante suceso que tuvo que vivir con su gato.
Para ayudar a sus gatitos a mantenerse en forma y digerir mejor la comida, decidió, hace unos meses, comprarles un comedero "antiglotones".
Comederos de moda
Muy populares en los últimos años, estos accesorios para mascotas están disponibles en diversas formas en el mercado y la oferta es amplia.
Si, en teoría, la promesa de este tipo de producto parecía interesante e inofensiva, la joven descubrió que estos comederos pueden representar un grave peligro.
Su gato enferma gravemente de repente
Tras la compra de un modelo de comedero "antiglotones" de silicona, la joven constató rápidamente que sus dos gatos no habían conseguido adaptarse a su uso: al cabo de unos días, el comedero estaba deteriorado y varios obstáculos destinados a bloquear el acceso a la comida ya se habían desprendido del accesorio.
Sin embargo, varios meses después de la prueba, uno de sus gatos, de nombre Many, empezó a presentar problemas digestivos. Al principio, el gato vomitaba de vez en cuando. Sin embargo, unos quince días después del inicio de estos primeros signos, los trastornos digestivos se agravaron rápidamente, causando incluso pérdida de apetito.
Lo que dice el veterinario
Angustiada, lo llevó al veterinario, donde todas las primeras pruebas salieron bien. Tratado inicialmente por una posible gastroenteritis, el pobre Many no experimentaba ninguna mejoría y su estado de salud empeoraba día a día.
Many preocupaba mucho a su dueña, que además tenía una extraña corazonada: su gato tenía algo atascado en alguna parte de su sistema digestivo.
Siguiendo su instinto, la mujer pidió una ecografía para comprobar su hipótesis, y acertó: unos cuerpos extraños obstruían su estómago, lo que estaba causando una peritonitis y una pancreatitis.
Operado de urgencia
En estado crítico, Many debía ser operado de urgencia: no le quedaba mucho tiempo. La intervención tuvo lugar al día siguiente.
Afortunadamente, Many pudo salvarse por poco de un desenlace fatal. Según el testimonio de su propietaria, el veterinario estimó que habría muerto en 48 horas si no se hubiera realizado ninguna intervención quirúrgica.

Impactada por lo sucedido, Nissa decidió compartir su experiencia en redes sociales para alertar sobre los riesgos poco conocidos de este tipo de accesorios.
Aunque reconoce que en la ficha del producto se incluía una advertencia que recomendaba retirar el comedero si presentaba daños, se cuestiona la efectividad de ese aviso, ya que en su caso no sirvió para evitarle a su gato esta triste experiencia.