Paul Spraggett, de 44 años, recordará durante mucho tiempo su última visita al veterinario. Según informaciones publicadas en Newsweek, el hombre (director de la fábrica de Stratford-upon-Avon, situada en Inglaterra) acudió de urgencia a una clínica porque su gata Berry había dejado de beber y de comer.
Inquieto por la actitud de la felina, Spraggett la llevó al doctor y en la consulta se llevó la sorpresa de su vida.
¿Qué se ve en la radiografía?
En un principio, el propietario pensó que su gata de dos años sufría de bolas de pelo. Sin embargo, la radiografía reveló algo insólito: ¡se había tragado 50 coleteros!
Algo calificado como ''improvable'' por parte del dueño de Berry, este peculiar 'festín' también dejó al veterinario que atendió a la gatita muy sorprendido.
Las radiografías mostraron que la masa de gomas estaba alojada entre el esófago y el estómago de Berry, por lo que la cirugía era la única opción.
Tres horas de cirugía
La gata fue sometida a una operación de tres horas para extraer los cuerpos extraños de la que se recuperó en el tiempo estipulado por el doctor y no sufrió complicaciones.
Tras la intervención, el propietario de Berry hizo la siguiente reflexión: "Ninguno de nosotros había pensado en los riesgos que las gomas de pelo y otros objetos cotidianos similares podían suponer para nuestros cuatro gatos", explicó el propietario de Berry.
Tanto Spraggett como toda su familia han decidido prohibir las gomas de pelo en su casa para que su felina no sucumba de nuevo a la tentación, pero eso no es todo. Este clan inglés declaró a los medios locales que se hicieron eco de la historia: ''Tendremos mucho más cuidado con los objetos cotidianos que dejamos tirados por casa. No cabe duda de que Berry ha estado cogiendo (y comiendo) gomas de pelo durante mucho tiempo, calculamos que alrededor de 18 meses''.