Hace seis años se publicó un vídeo de un hombre que se fue a su casa amedrentado por el carácter y el genio de dos perros callejeros.
La impaciencia al volante, especialmente hacia personas mayores y animales, es una preocupante realidad en nuestras carreteras, manifestándose con frecuencia en conductores que parecen incapaces de mantener la calma en situaciones que requieren paciencia y consideración.
Instinto de amenaza
En este caso, la anécdota ocurrió en plena calle. Dos perros se encontraban delante de un vehículo y el conductor decidió pitar y hacer sonar el motor del coche par ahuyentar a los animales.
Cuando los perros sintieron la agresión, uno de ellos, situado a la derecha, hizo algo que mató de la risa a los transeúntes: arrancó la placa del coche de un mordisco y la dejó en el suelo como si nada.
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El conductor, ruborizado, no pudo más que salir a por su placa, meterla en el coche, y salir despavorido ante la vergüenza que les hizo pasar estos dos perritos callejeros.
A veces los animales saben cuál es la respuesta perfecta para la estupidez humana.