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como hablar con mi perro
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Hablar a tu perro, ¿cómo dirigirte a él?

Por Stéphane Tardif Veterinario

Actualizado el

El perro es un animal inteligente, capaz de mantener un gran contacto con el ser humano. Hace siglos que el hombre y el perro viven codo con codo, y en aspectos muy variados: protección, guía de rebaños, búsqueda, caza. El entrenamiento permite a menudo al hombre transmitir enseñanzas que el perro necesita: ¿Cuál es la base del entrenamiento hoy en día? ¿Cuáles son las mejores técnicas para hablar y dirigirse a tu perro?

Entrenamiento y educación: ¿cuál es la diferencia?

El entrenamiento del perro va más allá de su simple educación. Consiste en enseñarle órdenes o reflejos con el fin de que pueda vivir correctamente en nuestra sociedad. El perro puede aprender comportamientos más complejos que la simple educación, pero las técnicas utilizadas para llevar a cabo dichos ejercicios se basan en los propios principios etológicos. Básicamente, a veces se confunden ambos términos, con una tendencia a hablar de adiestramiento cuando se trata de enseñar órdenes al perro para el trabajo, y educación cuando se refiere a “saber estar” (limpieza, sociabilidad…). En la práctica, muchos propietarios hablan de entrenamiento para referirse a la educación de su perro.

El amo, la dominación del perro

El entrenamiento a menudo se refiere a una imagen correctiva de la educación. Y por una buena razón: después de mucho tiempo, el perro es una herramienta para el hombre, y visto como como un ser por debajo del humano. Los educadores de perros recuerdan a menudo la estructura jerárquica de los grupos de lobos para justificar su posición: el hombre debe posicionarse en el lugar del alfa.

Esta comparación no está al día actualmente. En realidad, los estudios más recientes sobre los grupos de perros muestran una estructura bastante menos lineal: no hay un dominante sobre los otros. La realidad es que los grupos caninos son pequeños (de 3 a 5) y se forman según el contexto, de forma muy orgánica. Para explicarlo de forma más simple, el dominante en una situación puede pasar a ser dominado en otra. Por tanto, la comparación que se ha hecho tradicionalmente con los lobos ha quedado obsoleta. Hoy en día vamos a hablar de dominación en determinadas situaciones en las que el dueño no tiene autoridad, pero ya no lo calificaremos como si fuera un defecto. Esta filosofía también es extensible al adiestramiento, que desarrolla actualmente métodos no correctivos, basados en la recompensa y el placer del perro para enseñarle.

Un puño de hierro en un guante de terciopelo

Esta expresión, por una vez, sigue siendo relevante hoy en día: actualmente la metodología positiva está basada en la recompensa, pero sigue siendo importante el hecho de hacerse comprender por el perro. Por eso, hay que saber ser riguroso: dirigirse a él con el buen tono, dependiendo de las circunstancias, dar la recompensa en el momento adecuado… Por lo tanto, el puño de hierro no se refiere tanto a la autoridad del propietario como a su capacidad de ser claro y comprensible para el perro, muy importante en la educación positiva.

Las teorías del aprendizaje y su aplicación

  • El llamado método natural: está basado en el condicionamiento clásico, utilizando los señuelos y los refuerzos primarios del perro (alimentos, recompensas a través de la voz). Es el método más presente, con técnicas llamada amistosas o positivas.
  • El método del clicker: es un método basado en el condicionamiento operante y el refuerzo positivo por la utilización de un refuerzo secundario (el click). Este está asociado a un refuerzo primario (el más común es la comida) por un condicionamiento clásico.

Este método evita perder la continuidad temporal entre la recompensa y la acción. Se asocia el clic a la recompensa con el fin de sincronizar la acción deseada justo en el momento en el que el animal ejecuta una acción. La recompensa se da justo después del clic, y tiene que ser rápida. Además, hace falta una recompensa con un gran valor emocional: se utiliza generalmente la comida.

  • Modelo/Rival: es un método de aprendizaje social por observación (mimetismo). Requiere un rival/modelo además del perro (puede ser un humano o un perro). Se desarrolló inicialmente en los loros y la primera aplicación en el perro data de 2003.
  • Do as I do (haz lo que yo hago): es un método de aprendizaje por mimetismo, basado en las nociones de aumento del estímulo y del condicionamiento operante. El amo ejecuta primero la secuencia de comportamiento antes de dar la orden “do it”, y el perro repite lo que ha visto. Se empieza con un repertorio de 5 comportamientos conocidos. La orden y el comportamiento están asociados con una demostración previa seguida por la orden "hazlo". Después de un 80% de éxito con secuencias aleatorias, podemos considerar proponer nuevas demostraciones al perro.

¿Debemos regañar al perro?

Aunque es más raro que la recompensa, la utilización del castigo está permitida también en el método positivo. Se trata, de hecho, de un castigo correctivo. Se debe evitar que cause molestia: una corrección que cause dolor o miedo, incluso forzar una postura. Por el contrario, la retirada de una satisfacción, como retirar una recompensa cuando el comportamiento no es el apropiado, genera una frustración ligera y sigue siendo una corrección suave y no coercitiva. Es lo que llamamos un castigo negativo (negativo porque no utilizamos la fuerza pero retiramos una recompensa).

¿Cómo castigar correctamente?

La condición indispensable es la aplicación inmediata (un segundo máximo después del acontecimiento), con una intensidad adaptada y lo suficientemente fuerte, pero no demasiado (buscamos el cese inmediato de un comportamiento no deseado). Hay que tener coherencia cada vez, y parar inmediatamente el castigo cuando el comportamiento no deseado pare también. Es importante respetar las reglas, porque sino corremos el riesgo de empeorar la situación (miedo, estrés, resignación, etc.).

Para terminar, hay que saber que los comportamientos aprendidos por refuerzo positivo se adquieren más rápidamente y se tardan más en olvidarse. Al contrario, la utilización de métodos violentos y/o dolorosos tienen tendencia a deteriorar la relación entre el hombre y el perro. Pero el refuerzo negativo, como los castigos negativos permiten, igualmente, un aprendizaje eficaz. Atención, por lo tanto, a no caer en los extremos, como a negarse a utilizar el “no”. La balanza de una recompensa (o un castigo) varían mucho de una persona a otra dependiendo del entorno: hay que saber adaptarse a la situación. La ayuda de un veterinario o un especialista en comportamiento canino puede ser útil, y no hay que negarse a consultar a especialistas.

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