El perro es un animal inteligente, capaz de mantener un gran contacto con el ser humano; hace siglos que el hombre y el perro viven codo con codo, y en aspectos muy variados: protección, guía de rebaños, búsqueda, caza.
El entrenamiento permite transmitir enseñanzas que el perro necesita y para ello hay que basarse en la buena comunicación. Pero, ¿cómo hablar con los perros de una manera efectiva?
Cómo hablar con los perros: comunicación y entrenamiento
El entrenamiento del perro va más allá de su simple educación: consiste en enseñarle órdenes o reflejos con el fin de que pueda vivir correctamente en nuestra sociedad.
El perro puede aprender comportamientos más complejos que la simple educación, pero las técnicas utilizadas para llevar a cabo dichos ejercicios se basan en los propios principios etológicos.
Básicamente, a veces se confunden ambos términos, con una tendencia a hablar de adiestramiento cuando se trata de enseñar órdenes al perro para el trabajo, y educación cuando se refiere a “saber estar” (limpieza, sociabilidad…).
En la práctica, muchos propietarios hablan de entrenamiento para referirse a la educación de su perro.
La educación del perro
El entrenamiento a menudo se refiere a una imagen correctiva de la educación.
Y por una buena razón: desde hace mucho tiempo, el perro es una herramienta para el hombre, y visto como un ser por debajo del humano.
Esta comparación no está al día actualmente.
En realidad, los estudios más recientes sobre los grupos de perros muestran una estructura bastante menos lineal: no hay un dominante sobre los otros.
La realidad es que los grupos caninos son pequeños (de 3 a 5) y se forman según el contexto, de forma muy orgánica.
Para explicarlo de forma más simple, el dominante en una situación puede pasar a ser dominado en otra. Por tanto, la comparación que se ha hecho tradicionalmente con los lobos ha quedado obsoleta.
Hoy en día vamos a hablar de dominación en determinadas situaciones en las que el dueño no tiene autoridad, pero ya no lo calificaremos como si fuera un defecto.
Esta filosofía también es extensible al adiestramiento, que desarrolla actualmente métodos no correctivos, basados en la recompensa y el placer del perro para enseñarle.
Comunicarse con el perro
Actualmente la metodología positiva está basada en la recompensa, pero sigue siendo importante el hecho de hacerse comprender por el perro. Es aquí donde saber cómo hablar con los perros resulta de importancia primordial.
Por eso, hay que saber ser riguroso en la comunicación:
- dirigirse al perro con tono adecuado, dependiendo de las circunstancias
- dar la recompensa en el momento adecuado
- etc.
Por lo tanto, no es tan importante la autoridad del propietario como a su capacidad de ser claro y comprensible para el perro, rasgo muy importante en la educación positiva.
Para profundizar en el tema de la comunicación, aquí te dejamos un vídeo donde el veterinario Manuel Manzano explica más sobre cómo hablar con los perros.
Cómo entrenar a mi perro
- El llamado método natural: está basado en el condicionamiento clásico, utilizando los señuelos y los refuerzos primarios del perro (alimentos, recompensas a través de la voz). Es el método más presente, con técnicas llamada amistosas o positivas.
- El método del clicker: es un método basado en el condicionamiento operante y el refuerzo positivo por la utilización de un refuerzo secundario (el click). Está asociado a un refuerzo primario (el más común es la comida) por un condicionamiento clásico. Este método evita perder la continuidad temporal entre la recompensa y la acción: se asocia el clic a la recompensa con el fin de sincronizar la acción deseada justo en el momento en el que el animal ejecuta una acción. La recompensa se da justo después del clic, y tiene que ser rápida. Además, hace falta una recompensa con un gran valor emocional: se utiliza generalmente la comida.
- Modelo/Rival: es un método de aprendizaje social por observación (mimetismo). Requiere un rival/modelo además del perro (puede ser un humano o un perro). Se desarrolló inicialmente en los loros y la primera aplicación en el perro data de 2003.
- Do as I do (haz lo que yo hago): es un método de aprendizaje por mimetismo, basado en las nociones de aumento del estímulo y del condicionamiento operante. El amo ejecuta primero la secuencia de comportamiento antes de dar la orden “do it”, y el perro repite lo que ha visto. Se empieza con un repertorio de 5 comportamientos conocidos. La orden y el comportamiento están asociados con una demostración previa seguida por la orden "hazlo". Después de un 80% de éxito con secuencias aleatorias, podemos considerar proponer nuevas demostraciones al perro.
¿Debo regañar a mi perro?
Aunque es más raro que la recompensa, la utilización del castigo está permitida también en el método positivo.
Se trata, de hecho, de un castigo correctivo.
Se debe evitar que cause molestia: ninguna corrección que cause dolor o miedo, tampoco forzar una postura.
Por el contrario, la retirada de una satisfacción, como retirar una recompensa cuando el comportamiento no es el apropiado, genera una frustración ligera y sigue siendo una corrección suave y no coercitiva.
Cómo castigar a mi perro
La condición indispensable es la aplicación inmediata (un segundo máximo después del acontecimiento), con una intensidad adaptada y lo suficientemente fuerte, pero no demasiado (buscamos el cese inmediato de un comportamiento no deseado).
Hay que tener coherencia cada vez, y parar inmediatamente el castigo cuando el comportamiento no deseado pare también. Al analizar cómo hablar con los perros, esta coherencia resulta clave para la una comunicación clara con el animal.
Para terminar, hay que saber que los comportamientos aprendidos por refuerzo positivo se adquieren más rápidamente y se tardan más en olvidarse.
Al contrario, la utilización de métodos violentos y/o dolorosos tienen tendencia a deteriorar la relación entre el hombre y el perro.
Pero el refuerzo negativo, como los castigos negativos permiten, igualmente, un aprendizaje eficaz.
Atención, por lo tanto, a no caer en los extremos, como a negarse a utilizar el “no”.
Saber decir "no" en l momento y con el tono apropiado, son un punto clave de cómo hablar con los perros. La balanza de una recompensa (o un castigo) varían mucho de una persona a otra dependiendo del entorno: hay que saber adaptarse a la situación.
La ayuda de un veterinario o un especialista en comportamiento canino puede ser útil, y no hay que negarse a consultar a especialistas.