Netflix tiene joyitas escondidas, y Amigos caninos es un documental de perros en Netflix que te sorprenden sin avisar. No es un documental sobre el origen del perro ni un repaso científico: es una colección de historias reales que muestran hasta dónde puede llegar el vínculo entre humanos y perros.
'Amigos caninos', el documental que enamora en Netflix
Se estrenó en 2018 y está formado por seis capítulos de unos 50 minutos, cada uno grabado en un rincón del mundo distinto.
A través de estos relatos, la serie demuestra que, aunque las culturas cambian, el cariño por los perros es un lenguaje universal.
Documental de perros en Netflix: por qué 'Amigos caninos' es especial
Si has visto otros documentales de animales, quizá pienses que ya lo has visto todo. Pero Amigos caninos va por otro camino: es íntimo, humano y está lleno de emociones reales, sin artificios.
Sus protagonistas viven situaciones muy diferentes —una niña con epilepsia, un refugiado sirio, un pescador italiano, una estilista canina japonesa, un refugio gigantesco en Costa Rica y una activista en Nueva York—, pero todas giran alrededor del mismo mensaje: los perros nos sostienen más de lo que creemos.
Heinz Rühmann Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena".
1. La niña y el perro: la esperanza llamada Rory
El primer capítulo nos lleva a Ohio, donde conocemos a Corrine, una niña con epilepsia severa. Sus padres ya lo han intentado prácticamente todo… hasta que aparece Rory, un perro de asistencia que promete devolverles un pedacito de vida y tranquilidad.
Este episodio es pura sensibilidad y muestra cómo un perro puede cambiar el día a día de una familia entera.
Si eres de lágrima fácil, ya te aviso: pañuelos cerca.
2. Bravo, Zeus: la travesía más dura
Es probablemente la historia más desgarradora del documental. Ayham, un joven refugiado sirio, tuvo que huir de la guerra dejando atrás a Zeus cuando solo era un cachorro.
Años después, ya instalado en Berlín, empieza una misión casi imposible: rescatar a su perro de Damasco de forma ilegal.
El capítulo está lleno de tensión, emoción y un amor inquebrantable entre un humano y su perro. Zeus es pura lealtad incluso en el caos.
3. Ice, el pescador del lago Como
De la dureza de la guerra pasamos al encanto italiano. En el lago Como conocemos a Alessandro e Ice, un perro que lleva toda su vida subido en una barquita ayudando en las labores de pesca.
Ice es un todoterreno: serio cuando toca trabajar, juguetón como un cachorro cuando vuelve a la orilla.
4. La peluquería canina más 'kawaii'
Japón vuelve a darnos un universo propio: Miki y Kenichi son peluqueros caninos que viven rodeados de perritos con cortes perfectos, peinados imposibles y carritos a la última moda.
En este episodio entenderás cómo la estética canina puede ser toda una cultura.
Si te fascina el mundo del grooming, este capítulo te va a encantar.
5. Territorio de Zaguates: donde todos merecen un hogar
Volamos a Costa Rica para conocer Territorio de Zaguates, un refugio inmenso donde viven alrededor de 1.200 perros rescatados. Todos mestizos, todos invisibles para alguien en su pasado.
Álvaro y Lya, sus responsables, cuentan sin rodeos el drama del abandono: solo en el país se calcula que hay unos 2 millones de perros vagabundos.
6. Segundas oportunidades: adopciones que cambian vidas
El último capítulo nos lleva a Nueva York, una de las ciudades con mayor índice de adopciones de perros. Allí conocemos a Anna, una mujer cuya vida entera gira en torno a ayudar a los perros que otros dejaron atrás.
Su historia, marcada desde la infancia, recuerda que hay tantas personas terribles… como personas dispuestas a entregarlo todo por un animal.
Por qué tienes que ver este documental de perros en Netflix
Amigos caninos no es solo un documental: es un viaje emocional que te reconcilia un poquito con el mundo. Es tierno, real y profundamente humano. Y demuestra, una vez más, que los perros nos enseñan a amar de una forma distinta.
Si quieres algo que te haga pensar, llorar, reír y abrazar más fuerte a tu perro, este documental es perfecto para ti. Porque sí, se puede vivir sin perro… pero ¿qué sentido tendría?
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